Entre informalidad e incertidumbre: las cinco razones del estancamiento económico
En su columna de El Economista, Luis Miguel González desmenuza cinco claves para entender por qué México apenas crece 0.5%: informalidad, falta de inversión y una incertidumbre que ya pesa más que cualquier factor externo.
Luis Miguel González lanza una pregunta incómoda pero necesaria: ¿cómo es posible que México apenas crezca 0.5% mientras buena parte de América Latina avanza varias veces más rápido? Para responderlo, abre cinco “ventanas” que revelan un país estancado por factores estructurales y por una incertidumbre que ya actúa como freno central.
Primera ventana: México está en el sótano regional. Mientras Estados Unidos crece 1.6%, Guatemala 4% y Argentina 5%, nuestro país apenas roza medio punto. El promedio regional casi quintuplica la tasa mexicana.
Segunda ventana: la informalidad gana terreno mientras la economía formal se desangra. En el tercer trimestre, el sector informal generó 400 mil empleos, mientras el formal perdió 308 mil. La informalidad crece 1.9% y el empleo formal se contrae: dos países conviviendo bajo reglas distintas.
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Tercera ventana: Trump no explica el bajo crecimiento. Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecieron 6.6% y México es hoy su principal socio comercial, con ventas cercanas a 60 mil millones de dólares mensuales. El problema, concluye el autor, no está afuera.
Cuarta ventana: la inversión, el verdadero motor económico, está apagada. Para crecer 4%, México debería invertir 25% del PIB; apenas alcanza entre 18 y 20%. Entre enero y septiembre, la inversión pública cayó 20% y la privada 5.2%. El recorte responde al déficit heredado del sexenio anterior, cercano al 6% del PIB, y a que la nueva administración usó la inversión como variable de ajuste.
Quinta ventana: la incertidumbre . En Estados Unidos, los cambios de reglas frenan sectores como el automotriz. En México, la incertidumbre se multiplica: reforma judicial, inseguridad y modificaciones constantes en sectores clave como el minero. No hay protestas empresariales ni devaluación, pero sí 13 meses seguidos de caída en la inversión y cada vez más capital mexicano saliendo hacia países como España.
México no crece 0.5% por accidente, ni por Trump, ni por mala suerte. Crece poco porque la inversión se apagó, la informalidad avanzó y la incertidumbre se volvió política de Estado. Con el motor detenido y el timón temblando, el riesgo ya no es estancarse: es acostumbrarse.
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