Un estudio de Harvard confirma si existe el amor eterno

La eterna pregunta sobre la existencia del amor para toda la vida aún resuena en los corazones de miles y miles de enamorados. Aún bajo la aparente norma de las relaciones efímeras, la respuesta a esta inquietud universal se ve planteada en un estudio realizado por la Universidad de Harvard , que ofrece una visión esperanzadora y científica que afirma que el amor eterno no solo es posible, sino que algunas parejas logran mantenerse tan enamoradas como en el primer día.

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Bajo la dirección de los profesores y terapeutas Richard Schwartz y Jacqueline Olds de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, el estudio titulado Love and the Brain se sumerge en la complejidad del amor, su evolución y las condiciones bajo las cuales puede, en ocasiones, desvanecerse. Schwartz sostiene que el mantenimiento del amor romántico podría estar arraigado en nuestra biología: “Hay buenas razones para sospechar que el amor romántico se mantiene vivo gracias a algo básico de nuestra naturaleza biológica”.

Para fundamentar sus hipótesis, el equipo se apoyó en diversos estudios, incluyendo uno notable de la antropóloga Helen Fisher en 2005, que utilizó imágenes de resonancia magnética para observar los cerebros de individuos enamorados, y otro en 2011 de la Universidad Stony Brook, que examinó las resonancias magnéticas de parejas casadas durante un promedio de 21 años.

Los resultados fueron reveladores. Al observar fotografías de seres queridos, se identificó una acelerada actividad en regiones del cerebro ricas en dopamina, un neurotransmisor vinculado al bienestar. Esta activación se traduce en una serie de respuestas físicas y emocionales asociadas con el amor, como corazones acelerados y mejillas sonrojadas, mientras simultáneamente se desactivan las vías neuronales responsables de las emociones negativas y los juicios críticos, lo que lleva a la famosa noción de que "el amor es ciego".

Sorprendentemente, el estudio de 2011 demostró que las parejas casadas por largos periodos exhibían la misma intensidad de actividad en áreas clave del cerebro que las parejas recién enamoradas. Esto sugiere que, a pesar de la evolución del amor de apasionado a compasivo a lo largo del tiempo, la esencia del romance no necesariamente se desvanece.

Schwartz y Olds también abordan la realidad de que algunas relaciones pueden volverse más rutinarias o perder la intensidad del principio. Sin embargo, recalcan que esta "oxidación" no es irreversible. Olds menciona que la actividad sexual y el incremento en los niveles de oxitocina pueden reactivar el circuito de recompensa del cerebro, reavivando así la pasión inicial.

El estudio plantea una mirada optimista y justificada científicamente sobre estos procesos humanos. Además, evidencia que, con el cuidado y atención adecuados, el amor podría perdurar y mantenerse vibrante a través de los años. Pero en un mundo en constante cambio, esta posibilidad queda marcada sobre las nuevas dinámicas del amor y la manera de relacionarse uno con los otros. ¿Somos capaces de amar para siempre?

Fuente: El amor y el cerebro | Facultad de Medicina de Harvard

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