Conoce los beneficios de la filmoterapia para la salud mental

Si te has sentido alguna vez identificado con un personaje de una película, has llorado o reído con una escena, aprendido algo nuevo o reflexionado sobre tu vida después de ver una película, entonces experimentaste los beneficios de la filmoterapia, una forma de utilizar el cine como herramienta terapéutica para mejorar la salud mental.

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La filmoterapia no es algo nuevo. Desde hace décadas, psicólogos y terapeutas han utilizado las películas como un recurso para ayudar a sus pacientes a procesar emociones difíciles, a comprender mejor sus problemas y a encontrar soluciones. Según Jenny Hamilton, profesora titular de orientación y terapia psicológica de la Universidad de Lincoln para The Conversation, el cine tiene un gran potencial para mejorar la salud mental, ya que permite crear un espacio seguro y distanciado donde se pueden explorar temas complejos y sensibles.

Las películas pueden ayudar a las personas a hablar de sus problemas más fácilmente, porque ofrecen una forma de externalizar lo que se vive y de conectar con las experiencias de otros, según la experta. Además, los personajes del cine pueden servir como modelos de aprendizaje, mostrando cómo afrontan sus retos, cómo se relacionan con los demás y cómo evolucionan a lo largo de la historia. Así, el espectador puede identificarse con ellos, empatizar con sus emociones y extraer lecciones para su propia vida.

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La filmoterapia puede ser útil para diferentes tipos de personas y situaciones. Por ejemplo, se ha demostrado que aumenta la empatía y el diálogo y reduce el conflicto entre padres y adolescentes, que sirve para aliviar la ansiedad y el estrés, que favorece la autoestima y la confianza, que estimula la creatividad y el pensamiento crítico, que facilita el duelo y la aceptación, que promueve la resiliencia y el optimismo, entre otros beneficios.

Además, la filmoterapia puede adaptarse a las necesidades específicas de cada persona o grupo. Así, se ha aplicado con éxito en personas con autismo, pacientes psiquiátricos, víctimas de violencia, personas mayores, niños y adolescentes, etc. En cada caso, se seleccionan las películas más adecuadas según los objetivos terapéuticos y se realizan actividades complementarias para potenciar los efectos positivos.

Al igual que Aristóteles veía en las tragedias griegas una purga emocional a través de la catarsis, el cine y la televisión pueden hacerlo de manera similar. Al ver una película, podemos liberar nuestras tensiones internas, expresar nuestras emociones reprimidas y experimentar un alivio psicológico. Sin embargo, no todas las películas tienen el mismo efecto en todas las personas. Depende mucho del estado de ánimo, de las preferencias personales y del contexto en el que se vea.

Por eso, es importante tener en cuenta algunos criterios a la hora de elegir una película para ver con fines terapéuticos. Hamilton propone el método ‘MOVIE’ , que consiste en hacer una comprobación consciente de cómo nos sentimos y de si es un buen día para ver la película que hemos elegido. Los pasos son los siguientes:

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1. Ver la película: Elegir una película que nos interese y que se ajuste a nuestro estado emocional. Evitar las películas que puedan provocarnos angustia o malestar innecesario.

2. Expresar o nombrar las emociones que provoca: Ser conscientes de lo que sentimos al ver la película y ponerles nombre a nuestras emociones. Compartir nuestras impresiones con otras personas si es posible.

3. Identificar lo que la película significa para cada persona: reflexionar sobre el mensaje o la moraleja que nos transmite la película y cómo se relaciona con nuestra situación personal.

4. Detectar con quién nos identificamos y cómo la historia del personaje puede ayudarnos a cumplir nuestros retos: Observar qué personajes nos resultan más cercanos o inspiradores y qué podemos aprender de ellos. Pensar en cómo podemos aplicar sus estrategias o actitudes en nuestra vida real.

5. Observar los vínculos entre la historia en la ficción y nuestra historia personal: Analizar si hay similitudes o diferencias entre lo que ocurre en la película y lo que nos ocurre a nosotros. Imaginar si cambiásemos algo de la historia o si escribiésemos una secuela.

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Además de ser una forma divertida y enriquecedora de cuidar nuestra salud mental, siempre que se haga con criterio y responsabilidad, la filmoterapia puede ser beneficiosa. No sustituye a la terapia profesional ni a los tratamientos médicos.

Aún hay poca orientación sobre su uso terapéutico y se requiere más investigación al respecto. Por eso, es recomendable consultar con un especialista antes de iniciar un proceso de filmoterapia, especialmente si se tiene algún trastorno o problema grave de salud mental.

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