Abuelito entra a escuela de belleza para aprender a peinar a su esposa
Una tierna historia inundó las redes. Se trata de un abuelito que decidió ingresar en una escuela de belleza para peinar a su esposa, ya que ella no puede sola.
Ocurrió en la ciudad de Alberta, Canadá. Una exclusiva peluquería y escuela de belleza de la zona de Red Deer, se encontró con un cliente muy especial. Un abuelito que no fue a cortarse el cabello, sino a aprender cómo peinarlo y ondularlo. ¿El motivo? evitar que su esposa se lastime.
El abuelito se hizo viral por su acto de amor
La historia se viralizó con rapidez , un abuelito de 79 años causó gran ternura, no solo en las peluqueras de Hair Design By Britney, sino en más de 125 mil personas que vieron y compartieron la historia.
Sucedió en Canadá, un anciano entró a la escuela de belleza, porque su esposa, con la que lleva casado 50 años, sufre al querer hacerse bucles. Esto debido a que, por su edad, tiene severos problemas visuales.
Cansado de verla quemarse, su esposo fue determinado a aprender a peinarla él mismo. Sin duda un acto de amor y cariño, que demuestra que el amor dura toda la vida.
Si bien el abuelito decidió no dar su nombre, la cuenta Hair Design By Britney compartió unas fotos donde lo vemos en su proceso de aprendizaje.
El abuelito, puntualmente pidió que le enseñen a ondular el cabello, para que su esposa no se queme más las manos, al intentar hacerlo.
El personal de la escuela de belleza no dudó en enseñarle a peinar su esposa
“Este encantador caballero vino hoy (22 de abril) para aprender a rizar el cabello de su esposa. Ella no puede rizar su propio cabello y, a menudo, se quema, por lo que se acercó y aprendió a rizar su cabello ¡Tuvimos el placer de enseñarle!”, escribieron las empleadas de la escuela de belleza, movilizadas por la ternura .
Además de esta clase rápida de rizado, el abuelito aprendió algunas técnicas para que el cabello de su esposa tenga más volumen. La última lección consistió en que el abuelito aprenda a poner rímel, y poder dejar a su esposa, tan bella como él la ve.
“Le enseñamos a hacer rizos voluminosos en el pelo corto, a proteger la piel de su esposa las quemaduras e incluso le enseñamos a poner rímel”. Contó motivada la dueña de la escuela de belleza.
Las mujeres, al terminar con la clase, le preguntaron si tenía alguna foto de su esposa. Él no dudó en sacar una de su billetera, y no paró de presumir por su belleza.
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Gm