Dolores Fonzi convierte un caso real en un alegato urgente en Belén

Dolores Fonzi dirige Belén, una cruda película que fue elegida para representar al Argentina en la carrera rumbo al Oscar 2026.

Belén película de Dolores Fonzi
Andrea Montoya
2 minutos de lectura.
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Escrito por: Andrea Montoya

La cineasta y actriz argentina Dolores Fonzi dirige Belén, un drama judicial basado en un caso real que expuso las fallas estructurales en torno a los derechos reproductivos en Argentina. La película, ya disponible en Prime Video, fue elegida para representar al país en la carrera rumbo al Oscar 2026, reafirmando su impacto social y cinematográfico.

Inspirada en la historia de una joven tucumana acusada tras sufrir un aborto espontáneo en un hospital público, Belén reconstruye el recorrido de una mujer atrapada entre prejuicios institucionales, violencia médica y un sistema judicial que castiga la vulnerabilidad. Desde su primera secuencia, Fonzi deja claro el corazón político del relato: No se trata solo de un caso, sino de una estructura que permite que estos abusos sigan ocurriendo.

La crítica especializada ha destacado la precisión con la que Fonzi administra la tensión del thriller judicial sin sacrificar empatía. La estructura fragmentada —que alterna prisión, hospitales y escenas íntimas— subraya el desamparo de la protagonista y evidencia cómo el Estado irrumpe en la vida privada hasta despojarla de sentido. La composición visual, marcada por planos que reducen a Belén dentro de espacios fríos e impersonales, crea una sensación de encierro que acompaña cada etapa del proceso.

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La sublime actuación de Camila Pláate

La actuación de Camila Pláate, en su primer papel protagónico, es uno de los pilares de la película: contenida, vulnerable y profundamente humana. Fonzi, por su parte, interpreta a la abogada Soledad Deza con sobriedad y un compromiso político que nunca busca opacar la historia de la víctima, sino sostenerla.

Belén también funciona como testimonio de un momento histórico. Aunque Argentina aprobó la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2020, la película recuerda que aún existen resistencias institucionales y territoriales que perpetúan lógicas punitivas. Fonzi ha definido el proyecto como un tributo al movimiento feminista que conquistó esa ley y a las mujeres que continúan enfrentándose a un sistema desigual.

Sin caer en golpes bajos, la directora opta por una puesta en escena que respeta el trauma real y evita la explotación del dolor. La película se sostiene en la observación, la dignidad y la denuncia.

Con Belén, Dolores Fonzi entrega una obra necesaria, que dialoga tanto con la memoria reciente como con la urgencia del presente. Un recordatorio de que los derechos conquistados deben defenderse todos los días —y de que el cine sigue siendo una herramienta poderosa para nombrar lo que muchos prefieren ignorar.

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