Lograron recrear una nariz artificial para analizar el COVID-19
Con células creadas en laboratorio, comprobaron cómo inicia la infección que luego genera COVID-19, usaron una nariz artificial a partir de tejidos.
Un equipo de científicos de Estados Unidos logró recrear una nariz artificial, para poder determinar el efecto del virus que produce la COVID-19. Gracias a este “organoide nasal humano” lograron determinar cómo es el ingreso al cuerpo del SARS-CoV-2.
Investigan la COVID-19 con una nariz artificial
La nariz artificial se logró gracias a un cultivo de células a través de laboratorio. Se trata del mismo tipo de tejido que cubre el interior de la nariz. Con este modelo lograron ver cómo comienza la infección por las vías respiratorias.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de Baylor (en Houston, Estados Unidos), presentaron el estudio el pasado martes 15 de febrero, en un artículo publicado en la revista “mBio”.
El modelo de nariz artificial no solo fue útil para determinar la infección que desencadena la COVID-19, sino que también puede usarse para analizar las complejas interacciones entre las células humanas y los virus que ingresan por vías respiratorias.
Además, el modelo artificial sirve para probar con diferentes tratamientos nasales, como las terapias de palivizumab, un anticuerpo monoclonal aprobado por la agencia estadounidense de administración de Alimentos y Fármacos, la FDA, para prevenir enfermedades respiratorias.
“En el caso de los virus respiratorios, como el SARS-CoV-2, la infección comienza en la nariz cuando se respira el virus”, explica Pedro Piedra, director del Laboratorio de Diagnóstico de Virus Respiratorios de Baylor y autor principal.
“Nos permite estudiar los primeros acontecimientos de la infección en el laboratorio, algo que no habíamos tenido antes”. Agregó en referencia al organoide que emula las condiciones de la nariz.
¿Cómo funciona la nariz artificial?
Los investigadores tomaron muestras de un epitelio nasal, es decir, del interior de la nariz, a través de un hisopado. Luego, con una técnica de laboratorio lograron reproducir estas células nasales, para exponerlas al aire, por un lado, y al sistema circulatorio sanguíneo por su lado opuesto, tal como sucede en la nariz real.
“Nuestro sistema de organoides tridimensionales reproduce esta situación natural” explicó el primer autor, el Dr. Anubama Rajan, también de Bayle.
Una vez que lograron reproducir las condiciones de una nariz real, con el modelo artificial, lo sometieron a una infección natural colocando el virus en el lado del aire de las placas de cultivo y estudiando los cambios que se producían en el organoide de la nariz.
Con la utilización de la nariz artificial, lograron comprobar que el SARS-CoV-2 induce daños graves en el epitelio, no produce una primera respuesta de la defensa antiviral y la secreción de moco es mínima. Se trata de un estudio no invasivo clave para conocer en profundidad la primera etapa de la COVID-19 .
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Gm