Gina Jaramillo distingue entre “audiencias” (espectadores pasivos, a menudo digitales) y “comunidad” (participantes activos en eventos culturales presenciales). Su objetivo es transformar audiencias en comunidades comprometidas.
Destaca la “tecno-interferencia” como un obstáculo para la participación cultural, especialmente entre jóvenes. Subraya la importancia de la conversación en casa y la tradición oral como bases para el acercamiento a la cultura.
Menciona libros, exposiciones, películas, paseos urbanos y visitas a museos (muchos con programas gratuitos en la Ciudad de México), enfatizando la necesidad de atención y presencia.
Comenta sobre la diferencia entre curador y gestor cultural: El curador decide la personalidad y selección de piezas de una exposición. El gestor cultural se encarga de la producción, patrocinios, logística y de acercar al público. Gina se identifica como gestora cultural.
Para ella, la radio es un medio muy efectivo para la gestión cultural y la divulgación, permitiendo una conexión rápida y menos pudorosa con la audiencia.
Tras ser madre, decidió dedicar su trabajo a las infancias y juventudes, viendo en ellos la esperanza para transformar problemas sociales como el machismo, la violencia y la falta de lectura, ya que son más receptivos al cambio.