Existe una razón científica por la que la comida de las abuelas nos parece reconfortante
Conoce por qué la comida nos parece reconfortante y nos hacen sentir bien, existe una razón científica
¿Alguna vez habías escuchado que los alimentos llenan no sólo el estómago, sino también el espíritu? Pues sí, eso es cierto y existe una razón científica sobre ello, se trata de la comida reconfortante que puede cambiar en función de factores culturales y familiares, incluso generacionales.
En diferentes idiomas se la ha dado un nombre a este fenómeno, por ejemplo, en inglés se le conoce como “comfort food”, que de acuerdo con el diccionario Oxford , se define como el tipo de alimento que las personas comen cuando están tristes o preocupadas, a menudo comida dulce o aquella que se asocia con la niñez o la cocina casera.
Sorprendentemente, los alimentos a los que se suele recurrir cuando se busca reconfort por la vía intestinal son aquellos ricos en carbohidratos, grasas y azúcares. La psiquiatra Lukas Van Oudenhove de la Universidad de Leuven en Bélgica, estudia la relación entre el estómago y el cerebro y asegura que el ingerir alimentos con estas características es algo de la evolución, pues en el pasado este tipo de comida era escasa y por eso al consumirlas se siente cierta motivación.
Otra especialista que estudia la conexión entre la comida y las emociones es la doctora Shira Gabriel, de la Universidad del Estado de Nueva York en Búfalo. Ella dice que relacionamos ciertos alimentos con experiencias positivas, sin embargo no se refiere únicamente a una pequeña parte que englobe al alimento, sino todo lo que aconteció en el momento cuando ingerimos la comida que ahora nos parece reconfortante.
Ambas opinan que ingerir alimentos reconfortantes puede generar angustia o fuertes remordimientos, sobre todo en las mujeres, porque al final son alimentos que no siempre nutren tu cuerpo. Incluso la psiquiatra Van Oudenhove advierte que los efectos de la comida reconfortante son de corta duración y que consumirlos en exceso podría generar efectos contrarios.
Una opción para no consumir comida reconfortante con frecuencia es recurrir a los alimentos ricos en fibra, pues estos también interactúan con el cerebro y muy probablemente, con las emociones. Estas fibras se pueden obtener de cereales integrales como el trigo y la avena, legumbres como garbanzos, lentejas y frijoles, así como de los tubérculos.
En conclusión, la comida es una fuente de energía, por eso cuando se ingiere un alimento el cerebro libera sustancias químicas que generan sensaciones positivas.
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