Leonardo Curzio: México se escuda en principios para evadir la defensa de la democracia
El gobierno mexicano evita pronunciarse sobre el hundimiento de un buque venezolano o en sororidad con María Corina Machado.
La política exterior mexicana ha adoptado una postura de silencio conveniente, escudándose en los principios constitucionales para no pronunciarse en asuntos espinosos.
Esta estrategia, que invoca la autodeterminación de los pueblos, se ha aplicado para evadir la condena a actos de agresión internacional o para ignorar a figuras como María Corina Machado , una mujer que defiende los derechos humanos y denuncia el fraude en Venezuela. Sorprende que, siendo la defensa de la democracia y los derechos humanos parte de esos mismos principios, el gobierno mexicano opte por el mutismo.
Esta decisión es Marcelo o Claudia: Marcelo Ebrard sobre encuesta de Morena
En mensaje emitido a través de redes sociales el excanciller mexicano, Marcelo Ebrard dice haber concluído que la encuesta de Morena es una decisión entre él y Claudia Sheinbaum.
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Un silencio inexplicable
El gobierno mexicano ha hecho de los principios constitucionales un recurso de uso selectivo. Recientemente, durante la visita de Marco Rubio , Estados Unidos decidió hundir una embarcación venezolana, y la respuesta oficial fue el silencio bajo el pretexto de los principios. La misma evasiva se utilizó al preguntar a la Jefa del Estado sobre María Corina Machado.
En lugar de mostrar sororidad y cercanía con una mujer que lucha por los derechos humanos y ha denunciado el fraude electoral en su país, la mandataria se limitó a citar la doctrina de política exterior. Esto resulta paradójico, pues la misma Constitución exige a México la defensa de la democracia y los derechos humanos, valores que parecen sacrificarse en favor de una interpretación restrictiva de la autodeterminación de los pueblos.
El autoritarismo no es de izquierda
Es imperativo rechazar la polarización que intenta encasillar la crítica a Venezuela entre la “izquierda” y la “derecha”. El régimen de Nicolás Maduro no es un modelo de izquierda; es una forma de autoritarismo latinoamericano.
Robarse elecciones, provocar la migración forzada de 8 millones de personas, generar un deterioro brutal del PIB y convertir a una nación en una de las sociedades más inseguras son características del despotismo, no de la izquierda. La socialdemocracia ha demostrado que la humanidad puede alcanzar mayores niveles de progreso, cohesión social y respeto por las libertades. Sería deseable que México se separara de estos modelos autoritarios y abrazara el camino de la socialdemocracia y los derechos humanos, que históricamente ha generado el mayor progreso para la humanidad.
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