Ballenas varadas en Tasmania podrían ser sacrificadas para evitarles sufrimiento
Algunas de las ballenas que ya fueron rescatadas intentaron volver con su familia y volvieron a encallar.
La carrera a contrareloj que comenzó cuando socorristas australianos descubrieron cientos de ballenas varadas en Tasmania, terminó este jueves luego de que los biólogos se vieron acorralados a aplicar la eutanasia a los cetáceos que encallaron en los bancos de arena de una bahía en Australia, para evitarles el sufrimiento.
Al menos 380 ballenas murieron encalladas desde el hallazgo, el 20 de septiembre, sin embargo la cifra real podría ser mucho peor puesto que las posibilidades de supervivencia disminuyen cada día para los mamíferos que continúan vivos y que los científicos intentan rescatar.
“Todavía tenemos algunos animales que siguen vivos y que creemos que están en condiciones de ser desplazados, por lo que es probable que continuemos con esfuerzos para rescatarlos” hasta el viernes 25 de septiembre y destacó que “nos hemos centrado en aquellos que parecen ser los más viables y con los que tenemos más posibilidades de éxito”.
Los esfuerzos se han complicado aún más debido a que las ballenas piloto pueden medir hasta seis metros de largo, pesar hasta una tonelada y que son en extremo sociables.
Algunas ballenas resistieron a los medios para salvarlas, sin embargo son animales tan sociables que intentaron volver con su familia tras ser liberadas, lo que hizo que encallaran por segunda vez.
“Hay animales nadando alrededor, emitiendo sonidos. Vemos las relaciones que tienen entre ellos y con los que forman una pareja, es conmovedor”, mencionó Sam Thalman, uno de los rescatistas, quien comentó a medios que el nivel de angustia de algunas ballenas es tal que las autoridades ya advirtieron que estaban considerando sacrificarlas para reducirles el sufrimiento.
Otra de las cuestiones que analizan los rescatistas es la evacuación de los cadáveres al mar, pues una vez abandonadas, las ballenas se hincharán y flotarán, lo cual representa un peligro pues contaminaría la bahía y atraería a depredadores como tiburones.
“La descomposición de tantos animales podría afectar a los niveles de oxígeno en partes de la bahía y perturbar la vida marina en ese lugar”, explicó Nic Deka, director de Parques Naturales de Tasmania.
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erv