La conversación sobre cómo piensan las distintas generaciones suele centrarse en temas culturales, redes sociales o educación; sin embargo, un nuevo ángulo comienza a ganar fuerza: el tipo de videojuegos con los que crecieron.
Expertos en neurociencia señaló que los juegos de los años 90 y los títulos que consume la Generación Z no sólo difieren en estética y complejidad, sino que podrían haber influido en el desarrollo de habilidades cognitivas de manera distinta.
Este planteamiento se viralizó a partir de un análisis que contrasta juegos clásicos como Tetris o The Legend of Zelda con plataformas actuales como Fortnite y Roblox.
Aunque varias afirmaciones se basan en interpretaciones y no en conclusiones científicas absolutas, sí existen estudios que respaldan algunos componentes de la discusión.
🗣️Un grupo de jóvenes mexicanos creó una página como respuesta al aumento de impuestos a los videojuegos y terminó convirtiéndose en una herramienta de activismo ciudadano en la que puedes saber qué hace un diputado, un senador y cómo contactarlo para exigir resultados⚖️‼️ pic.twitter.com/JwdPidhvJy
— adn Noticias (@adnnoticiasmx) October 29, 2025
Suscríbete a nuestro canal de Telegram y lleva la información en tus manos.
Juegos de los 90: retos lineales y memoria espacial
De acuerdo con la explicación difundida por el especialista, los juegos clásicos favorecían la tolerancia a la frustración, pues solo daban tres vidas, no tenían guardado automático y obligaban al jugador a memorizar patrones.
Además, al carecer de GPS o asistencia, muchos títulos requerían navegación espacial, una habilidad vinculada al hipocampo, la región cerebral relacionada con memoria y orientación.
Investigaciones publicadas en años recientes apuntan a que videojuegos tridimensionales como Super Mario 64 pueden aumentar la materia gris en el hipocampo tras semanas de práctica constante. Esto sugiere que ciertos juegos sí estimulan áreas cerebrales asociadas con la memoria espacial.
Los videojuegos como herramienta de aprendizaje atractivo
Generación Z: estímulos constantes y recompensas inmediatas
En contraste, el psicólogo señala que la mayoría de los juegos modernos integran guiado permanente, marcadores, brújulas o misiones con ruta trazada, lo que limita el uso de navegación autónoma.
Además, la estructura de muchos títulos actuales privilegia la estimulación continua: partidas rápidas, recompensas frecuentes, loot boxes, skins y actualizaciones constantes.
Este diseño responde a lo que se conoce como compulsion loop , un sistema pensado para mantener al jugador enganchado a través de recompensas impredecibles.
Estudios recientes comparan estas dinámicas con mecanismos similares a los de las apuestas, lo que podría impactar en la atención y en el manejo de la recompensa.
Clinomanía, el trastorno que mucha gente tiene y no sabe porque lo ve normal
Si la cama es tu refugio, podría ser una señal de alerta; te contamos qué es la clinomanía, sus causas emocionales y la importancia de detectarla a tiempo.
¿Realmente piensan distinto?
Aunque no hay evidencia de que esto haya “reconfigurado el cerebro” de una generación completa, sí existe consenso en que los videojuegos influyen en habilidades cognitivas específicas.
Los niños de los 90 crecieron con retos más lineales y menos estímulos; la Generación Z, con experiencias inmediatas y sistemas de recompensa acelerados.
adn Noticias. Te Hablamos con la verdad. Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y lleva la información en la palma de tu mano.
