¿Qué tan real es que la COVID-19 ha ayudado a la naturaleza?
A lo largo del confinamiento por Covid-19 se mostraron diversos cambios en el medio ambiente, luego de que el ser humano detuvo sus actividades cotidianas.
Con la llegada de la pandemia de Covid-19 surgió el famoso confinamiento social, lo cual obligó a las personas a detener sus respectivas actividades y frenar su ritmo de vida; con ello se mencionó que la naturaleza comenzó a cambiar de forma positiva y que esta nueva enfermedad fue una gran ayuda para el planeta.
Conforme los casos positivos de coronavirus aumentaban, autoridades de varios países propusieron algunas medidas sanitarias que reducían el contagio, tales como el aislamiento. Millones de personas alrededor del mundo se mantuvieron por meses resguardados en sus casas y en las calles comenzó a sentirse la ausencia.
Este confinamiento de las personas se reflejó en los medios de transporte, los cuales disminuyeron el tiempo de servicio y desgaste que día a día presentaban por el gran flujo de usuarios. Asimismo, las calles se vaciaron y el tráfico vehicular disminuyó.
Esto tuvo un fuerte impacto dentro del medio ambiente y en la contaminación del aire, pues alrededor del mundo las emisiones de dióxido de carbono mostraron una reducción significativa.
Cabe señalar que la emisión de estos gases contiene óxidos de nitrógeno, que son causantes de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, por lo que la doctora Carole Helfter, física ambiental del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido señaló que la llegada de Covid-19 ha dejado algunas lecciones funcionales para el planeta.
Es importante reconocer que los gases de efecto invernadero son de larga duración, pero las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 pueden ayudar a dar forma a futuras estrategias de mitigación de emisiones
También relacionado a la ausencia del movimiento de vehículos y de cualquier unidad de carga, se demostró que las vibraciones de la Tierra disminuyeron, según lo indicaron sismólogos británicos del Servicio Geológico Británico.
Incluso, esta reducción de vibraciones también influyó de forma positiva en la vida de los animales, por ejemplo, los pájaros utilizan el Birdsong, una banda sonora con la que encuentra pareja o para defender su territorio, dado que la ausencia de ruido en las calles los ayudó a que este canto fuera más legible.
El ruido también es un factor que altera y estresa a los animales, dado que la falta de vibraciones contribuyó con su bienestar y desarrollo en su entorno.
Pero, hablando de animales, en general el Reino Animal se mostró beneficioso ante la detención de las actividades humanas, pues tal se pudo apreciar tan sólo en los primeros 100 días de confinamiento, cuando en redes sociales comenzaron a viralizarse algunos avistamientos que no son cotidianos.
Miles de especies salieron de sus respectivos refugios y comenzaron a explorar las calles u otros lugares naturales; había osos en los parques, delfines y ballenas nunca antes vistas en playas que, anteriormente, estaban atiburradas de personas, entre otros más.
Fue así que, durante estos largos meses de pandemia y de confinamiento, la naturaleza se ha tomado un respiro de la explotación que día a día los humanos ejercemos sobre la Tierra.
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