En su columna “Péndulo chileno”, publicada en Reforma, el periodista Sergio Sarmiento analiza la derrota de la izquierda en Chile y la interpreta no como una anomalía, sino como una expresión natural de la alternancia democrática.
Sarmiento explica que el triunfo de la derecha chilena responde a factores concretos: bajo crecimiento económico, aumento de la inseguridad y una migración que pasó de ser irrelevante a convertirse en un problema político. A ello se sumó —subraya— el decepcionante desempeño del presidente Gabriel Boric y la postulación de una candidata comunista, que inclinó el péndulo electoral.
El autor recuerda que Chile vivió décadas de crecimiento sostenido que sacaron a millones de la pobreza, contraste evidente con el estancamiento de los últimos años. Lo mismo ocurre con la seguridad: tasas de homicidio que, aunque bajas en comparación con México, resultan inaceptables para la sociedad chilena.
Sarmiento aprovecha el caso para responder a las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien aseguró que ese tipo de alternancia no ocurrirá en México. Para el columnista, la historia demuestra lo contrario: cuando existe democracia real, el voto tiende a moverse de un extremo a otro.
El texto adquiere un tono más crítico al señalar que el problema no es el péndulo, sino la resistencia del oficialismo a aceptarlo. En una democracia, apunta Sarmiento, lo moralmente imposible no es que gane la derecha, sino negarse a reconocer la voluntad ciudadana cuando esta cambia.
Más que un retrato de Chile, “Péndulo chileno” funciona como una advertencia para México: ningún proyecto político es inmune al desgaste, y ninguna mayoría es permanente cuando hay democracia. Negar esa lógica no fortalece al poder; lo vuelve frágil. La alternancia no es una amenaza, es la prueba de que el sistema sigue vivo.
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