El barro negro: la sangre de San Bartolo Coyotepec
Los artesanos de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, requieren de una gran cantidad de horas para lograr que el barro obtenga su tonalidad negra.
Sitios arqueológicos, palacios, museos y mercados son algunos de los aspectos que vuelven a Oaxaca uno de los estados más ricos en cuanto a costumbres y tradiciones se refiere.
Las artesanías oaxaqueñas han logrado trascender fronteras gracias al gran trabajo hecho por las manos de grandes artistas que logran transformar el barro en auténticas obras de arte. ¿Cuál es el secreto detrás de su éxito?
La clave está en uno de los materiales más llamativos y únicos del mundo: el barro negro.
Los artesanos de San Bartolo Coyotepec, región localizada a 8 kilómetros de la capital del estado, requieren de una gran cantidad de horas para lograr que el barro obtenga su tonalidad negra.
Una primera masa de arcilla debe dejarse secar por cuatro días y, una vez, que ha transcurrido ese tiempo, la arcilla se debe pulir con cristales de cuarzo, logrando con ello que el material se vuelva brillante.
Es aquí donde el artesano le da forma a la arcilla para crear una artesanía. Para que el material se vuelva negro, se lleva a un horno para que se caliente por un día entero. Finalmente, sólo le resta al artista darle los toque finales para que la artesanía no tenga imperfecciones.
El descubrimiento del barro negro se atribuye a Doña Rosa Real de Nieto, quien falleció en 1980, y sólo dejó el legado del característico barro oaxaqueño a su familia. Actualmente, muchas de las familias de San Bartolo logran producir el barro negro, pero los secretos para que este sea único, no han llegado más allá de las fronteras de la región.