El té blanco es una de las bebidas más saludables que existen, y no solo por su delicioso sabor y aroma, sino también por sus múltiples beneficios para el organismo.
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Se trata de una variedad de té que se obtiene de las hojas y los brotes más tiernos de la planta Camellia sinensis, la misma que da origen al té verde, al té negro y al té oolong. La diferencia está en el proceso de elaboración, ya que el té blanco se somete a un mínimo tratamiento, conservando así su color natural y su frescura.
El origen del té blanco se remonta a la dinastía Song (960-1279) en China, donde era considerado una bebida exclusiva para el emperador y la nobleza. Se cultivaba en la provincia de Fujian, en las regiones de Fuding y Zhenghe, donde se encuentran dos variedades autóctonas de la planta, la Da Bai (Blanca Grande) y Xiao Bai (Blanca Pequeña), que producen unos brotes muy gruesos y resistentes, ideales para este tipo de té.
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Hoy en día, el té blanco se produce también en otros países como India, Sri Lanka, Nepal o Kenia, pero el más apreciado sigue siendo el de origen chino.
¿Qué tipos de té blanco existen?
Existen varios tipos de té blanco, según el grado de selección y calidad de las hojas y los brotes utilizados.
- Bai Hao Yin Zhen (White Hair Silver Needle o Agujas de Plata): Es el té blanco más fino y exclusivo, ya que se elabora solo con los brotes más jóvenes y delicados, cubiertos por unos pelillos blancos que le dan su nombre. Tiene un sabor suave, dulce y floral, y un color amarillo claro.
- Pai Mu Tan (White Peony o Peonía Blanca): Es un té blanco de calidad media-alta, que se elabora con los brotes y las dos primeras hojas de la planta. Tiene un sabor más intenso y complejo que el anterior, con notas frutales y herbales, y un color amarillo dorado.
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- Yue Guan Bai (Moonlight White o Luz de Luna): Con un sabor dulce y meloso, con notas de miel y frutos secos, además de un color ámbar, este té es originario de la provincia de Yunnan, que se elabora con hojas maduras expuestas a la luz.
- Wild Buds (Brotes Silvestres): Es un té blanco procedente también de Yunnan, que se elabora con brotes silvestres recolectados en las montañas. Sabe fresco y floral, con notas de vainilla y almendra, y tiene un color amarillo verdoso.
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¿Qué beneficios tiene el té blanco para la salud?
El té blanco es una fuente natural de antioxidantes, unas sustancias que protegen a las células del daño causado por los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro y de diversas enfermedades. Entre los antioxidantes del té blanco destacan las catequinas, los flavonoides y la teanina.
Algunos de los beneficios del té blanco para la salud son:
- Reduce la presión arterial y ayuda a controlar el colesterol: El té blanco ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a mejorar la circulación, lo que previene la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares. Además, reduce los niveles de colesterol malo (LDL) y aumenta los de colesterol bueno (HDL), lo que favorece la salud del corazón.
- Ayuda a mantener la línea y bajar peso: El té blanco tiene un efecto termogénico, es decir, que aumenta el metabolismo y la quema de calorías. También tiene un efecto diurético, que ayuda a eliminar líquidos y toxinas. Por otro lado, el té blanco reduce el apetito y la ansiedad por comer dulces, lo que facilita el control del peso.
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- Ayuda a mantener una salud bucal adecuada: El té blanco tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, que previenen la formación de placa dental y las caries.
- Previene el cáncer: Tiene un alto contenido en polifenoles, unos compuestos que inhiben el crecimiento de las células cancerígenas y las inducen a la muerte. Además, el té blanco protege el ADN de las mutaciones que pueden provocar el cáncer.
- Ayuda a controlar la diabetes del tipo 2: Regula los niveles de azúcar en la sangre, lo que previene o mejora la resistencia a la insulina, una de las causas de la diabetes del tipo 2. También ayuda a prevenir las complicaciones asociadas a esta enfermedad, como los problemas renales o la pérdida de visión.
- Contiene calcio, magnesio y flúor, unos minerales que fortalecen los huesos y previenen la pérdida de masa ósea. Además, el té blanco estimula la formación de osteoblastos, unas células que generan nuevo tejido óseo.
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