Los pecados capitales de la iglesia, antiguos elementos para regir el comportamiento humano, se han transformado. Ahora la envidia se aprecia como competitividad, la pereza como administración, la ira como temperamento del éxito. Conceptos que cambiaron de significado, ¿es el mismo caso con la traición? En la historia fue representada como el último de los infiernos, la más baja expresión.