Evolución del transporte de pasajeros por tierra este año y horizonte para el 2026
El autotransporte de pasajeros continúa siendo la columna vertebral de la movilidad en México: más de 650 empresas trasladan cada año a casi 4 mil millones de personas, una cifra que cubre cerca del 94% de las necesidades de viaje por tierra.
El transporte terrestre de pasajeros continúa siendo uno de los engranajes más determinantes para la vida económica y social de México, un sistema que, lejos de ser un simple servicio de traslado, funciona como la red vital que mantiene en movimiento a millones de personas todos los días. En un país donde la mayor parte de los viajes no se realizan por aire ni por tren, sino por carretera, las más de 650 empresas que conforman este sector trasladan año con año a 3,900 millones de pasajeros: una cifra que no solo impresiona por su escala, sino que refleja con claridad la dependencia cotidiana que existe hacia este medio de transporte, responsable de cubrir cerca del 94% de las necesidades de movilidad interurbana.
Sin embargo, esta columna vertebral enfrenta hoy un panorama complejo. La lenta dinámica económica del país ha golpeado directamente a una industria que opera con márgenes ajustados y altos costos de operación, desde combustibles hasta mantenimiento y renovación de flota. A ello se suma un desafío que se ha vuelto recurrente: la inseguridad en las carreteras. Asaltos, violencia y la percepción de riesgo han puesto en tensión a los transportistas, obligándolos a replantear rutas, reforzar protocolos y asumir costos adicionales que impactan tanto a empresas como a usuarios.
Aun así, y pese a este conjunto de presiones, el sector ha demostrado una resiliencia notable. Tras el desplome en la movilidad durante la pandemia, el transporte terrestre logró recuperar su actividad gracias a la necesidad esencial de las corridas, fundamentales para conectar regiones, familias y actividades económicas a lo largo y ancho del país. Su papel es tan significativo que incluso en los momentos más críticos, cuando el turismo cayó, los negocios cerraron y muchas industrias se detuvieron, los autobuses continuaron siendo el medio que permitió que millones de personas siguieran desplazándose por necesidad, trabajo, salud o cuidado familiar.
La mayoría de las empresas que integran esta red están afiliadas a la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (CANAPAT), organismo que ha insistido en fortalecer la profesionalización del sector, impulsar mejoras en seguridad y promover una modernización que permita enfrentar de mejor manera los retos futuros. Y esos retos no son menores. Además del entorno incierto en materia económica y de seguridad, el sector tendrá que estar atento a lo que ocurra con el T-MEC en los próximos meses, pues cualquier redefinición del acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá podría alterar costos, regulaciones, dinámicas de movilidad y demanda laboral dentro del país.
La proyección hacia 2026 obliga al transporte terrestre a adaptarse, a innovar y a reforzar su estructura para no solo mantener su papel dominante en la movilización de pasajeros, sino garantizar que lo haga con eficiencia, seguridad y capacidad de respuesta. En un país diverso y extenso como México, donde miles de comunidades dependen de una carretera para no quedar aisladas, la salud del transporte de pasajeros por tierra es, en buena medida, un indicador de la salud de la nación misma. Hoy, la industria se encuentra en un punto clave: entre la recuperación lograda, los desafíos que persisten y las decisiones que marcarán su futuro inmediato.