Salud en crisis: entre el mito del 97% de abasto y un sistema que ya no sana

Mientras las autoridades aseguran que el IMSS y el ISSSTE alcanzan un 97% de abasto de medicamentos, las farmacias privadas no dejan de llenarse de pacientes que buscan atención inmediata.

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Publicado por: Redacción adn Noticias

Nos dicen que el IMSS y el ISSSTE alcanzan un 97% de abasto de medicamentos. Las cifras suenan alentadoras, pero cuando uno se asoma a la realidad, las historias son otras: pacientes que recorren tres o cuatro farmacias buscando un tratamiento; doctores que improvisan recetas ante la falta de insumos; madres que ruegan por medicinas oncológicas para sus hijos. Mientras el discurso oficial presume eficiencia, los consultorios anexos a las farmacias registran una afluencia récord, convirtiéndose en el primer punto de atención médica para millones de mexicanos. ¿Qué está pasando con el sistema público de salud?

El sueño de ser como Dinamarca se repite como un mantra político, pero la estructura del sistema mexicano no se ha transformado: seguimos operando con un modelo fragmentado, burocrático y agotado que nació hace más de 80 años, diseñado para una población mucho más pequeña y con enfermedades distintas. Hoy, el país enfrenta retos que no existían entonces: el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas, la falta de médicos en regiones rurales y una administración centralizada que parece desconectada de la realidad en los hospitales.

La desaparición del Seguro Popular, que para muchos significaba acceso básico y protección ante emergencias médicas, abrió un vacío que el IMSS-Bienestar no ha logrado llenar. Años después, gran parte de la población aún no entiende cómo funciona este nuevo esquema, quién lo financia o a dónde acudir cuando enferma. Y mientras tanto, los usuarios enfrentan largas filas, desabasto en farmacias institucionales, diagnósticos tardíos y una sensación creciente de abandono.

La pregunta no es solo si hay medicinas, sino si hay un modelo de salud que funcione. Porque de nada sirve llenar los almacenes si los hospitales no tienen médicos suficientes, si las consultas duran cinco minutos o si los pacientes mueren esperando una operación que nunca llega. Queríamos parecernos a Dinamarca, pero en lugar de reformar el sistema, lo hemos parchado una y otra vez, sin repensar su diseño ni su propósito.

Hoy, México necesita más que cifras o promesas. Requiere un replanteamiento completo del sistema sanitario: una política de salud pública moderna, universal y transparente, que ponga en el centro al paciente, no a la burocracia. Un sistema que entienda que garantizar la salud no es un favor del Estado, sino un derecho humano. El problema no es solo de abasto: es estructural, histórico y ético. Y el tiempo para repararlo se está acabando.