Conoce la historia de “la abuela del narcotráfico” en México
Lola “la Chata”, una modesta mujer que inició en el negocio de los chicharrones y acabó vendiendo drogas.
María Dolores Estévez Zulueta, conocida popularmente como Lola “la Chata”, fue una modesta mujer originaria de la Ciudad de México.
Comenzó su vida vendiendo café y chicharrones en el puesto de su madre en un pequeño mercado de La Merced.
Al cumplir los 13 años, Lola comenzó a distribuir en su pequeña canasta dosis de marihuana, morfina y heroína.
Años más tarde, conoció a Casto Ruz Urquizo, quien la llevó a la Ciudad Juárez para enseñarle todo lo relacionado al mundo del narcotráfico.
“La Chata” regresó a la capital para establecer su centro de operaciones en la calle San Simón, de su antiguo mercado.
A pesar de ser considerada una las mayores criminales de los años 30, Dolores Estévez fue una mujer muy querida por la gente gracias a los favores y regalos que les hacía.
En su devoción por la Virgen de San Juan de los Lagos, llevaba cada año un carro lleno de flores además de viajes todo pagado a decenas de sus conocidos.
Sin embargo, un cuatro de abril de 1957 fue detenida a sus 28 años por la Policía Judicial Federal y recluida a la Cárcel para Mujeres de la capital.
Anteriormente, la abuela del narcotráfico ya había pisado siete diferentes prisiones, entre ellas, el Palacio de Lecumberri y las Islas Marías.
Entre costosas joyas y rebozos de seda, Lola permaneció encerrada hasta su muerte, pues en septiembre del mismo año murió de un paro cardíaco durante una operación de vejiga.
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