Conoce los motivos por el que tu gato no se deja acariciar
No es que no te quiera, es que necesita... Conoce cuál es la razón de que tu gato rechace el contacto físico o las caricias, según una experta en conducta felina.

Si tienes un gato que se resiste a tus caricias, puede que no le caigas mal, pero puede que no lo conozcas del todo. Hay varios factores que influyen en la forma en que los gatos aceptan o rechazan el contacto físico con los humanos, pero al igual que otros seres vivos, nadie expresa el cariño o afecto de la misma manera.
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Al igual que las personas, los gatos tienen personalidades diferentes, algunos son más sociables y afectuosos que otros. Esto depende en parte de la genética, pero también de las experiencias que hayan tenido desde pequeños con otros miembros de su especie y con las personas, aunque no es del todo determinante.
De acuerdo con Laia Salvador, experta en conducta felina, el contacto físico no es tan importante para los gatos, a diferencia de nosotros, que buscamos esta interacción para demostrar una buena relación. Rozarse, lamerse y amasarse es “el mayor contacto físico” que estos felinos tienen, aseguró.
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“El problema no es de afecto, es de comunicación. Para los humanos, besar, abrazar y achuchar son muestras de cariño, mientras que para los gatos pueden ser consideradas como una agresión”, añadió para La Vanguardia.
Por ende, los gatos no siempre desean recibir una caricia. Sin embargo, el estado de ánimo y el contexto influyen en ello. No siempre tienen ganas de recibir caricias, y pueden variar según el momento del día, el lugar donde se encuentren, el nivel de estrés o la presencia de otros estímulos. Por ejemplo, si un gato está durmiendo, comiendo o jugando, puede que no quiera que lo interrumpan con una caricia. O si hay un ruido fuerte, una visita inesperada o un cambio en el ambiente, puede que se sienta nervioso o asustado y prefiera estar solo.
Tampoco toleran el mismo tipo de caricias y esto varía según el tipo y la zona del cuerpo. Algunos gatos prefieren la cabeza, el cuello, el lomo, mentón, orejas o cola. Lo idea es observar el lenguaje corporal del gato e identificar las señales de agrado o desagrado. Algunas de ellas son:
- El gato se acerca con la cola levantada y la punta doblada.
- Roza la parte del cuerpo en la que desea obtener el contacto o la caricia.
- Ronronea, cierra los ojos o amasa con sus patas delanteras.
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Salvador indicó cuatro premisas básicas para alentar las caricias positivas.
1. Que sean previsibles: “no queremos que los gatos se asusten”.
2. Caricias permitidas: “si no nos dejan, no los tocaremos”.
3. Caricias placenteras: “tienen que disfrutar con ellas y debemos parar antes de que se incomoden”.
4. Que sean productivas.
“Si nuestro gato está tranquilo y lo acariciamos, reforzamos esa tranquilidad. Pero si lo hacemos cuando está asustado, a lo mejor reforzamos algo que no queremos… Por eso, antes de acariciar, nos haremos la siguiente pregunta: ¿qué estamos reforzando? Si no lo tenemos claro, es mejor no acariciar”, dijo a la publicación.
La adiestradora aseguró que la caricia para los gatos debe ser “un premio”, pero si la mascota no desea el contacto físico lo mejor es no insistir. Lo importante es entender su propia naturaleza antes de cruzar esa barrera física.
Los gatos no son animales indiferentes ni ariscos, sino que tienen sus propias preferencias y necesidades a la hora de recibir caricias. Si quieres mejorar tu relación con tu gato y hacerlo más feliz, debes conocer su personalidad, respetar su espacio y adaptarte a su ritmo.
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