La escritora describe cómo el término “zapoteca” define su identidad y su escritura, subrayando su conexión con la cultura zapoteca y su lengua natal, el diidxazá. Explica que en su lengua, binnizá significa “gente de las nubes”, reflejando la rica mitología de su pueblo, que incluye la relación con elementos naturales y animales.
Recuerda su infancia en Juchitán, donde el contexto de resistencia y lucha contra la represión influyó profundamente en su vida. El recuerdo de la desaparición de su padre, un líder campesino, a manos del ejército, marcó su infancia y su obra, llevándola a experimentar una pérdida temporal del habla. Esta experiencia la llevó a buscar en la poesía una forma de preservar su identidad y conectar con sus raíces.
También platica sobre el impacto del lenguaje en la identidad, y destaca que perder una lengua puede significar una pérdida significativa de identidad cultural y memoria colectiva. Ilustra esto con ejemplos de términos zapotecos que no tienen una traducción directa al español, como “vieu” para el visitante que trae noticias o “shkenda”, el ser paralelo que guarda el alma.
Resalta la importancia de la poesía como herramienta de resistencia y preservación cultural.