Inseguridad: el obstáculo invisible que frena la inversión en México

Más allá del discurso optimista, la inversión privada sigue estancada. La inseguridad, los robos y la extorsión se han vuelto un freno real tanto para multinacionales como para pequeñas empresas.

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Publicado por: Redacción adn Noticias

Más allá de los discursos optimistas del gobierno, la realidad económica del país muestra un panorama complejo. La inversión privada, que debería ser uno de los motores del crecimiento, se ha visto frenada por factores que generan incertidumbre y desconfianza. Entre ellos, la inseguridad destaca como uno de los principales obstáculos. No se trata solo de los grandes capitales o las multinacionales que piensan dos veces antes de ampliar sus operaciones; también son las pequeñas y medianas empresas, las que enfrentan de manera cotidiana el acoso de grupos delictivos, el pago de derechos de piso y los robos constantes.

Este clima de violencia ha erosionado el ánimo empresarial en todo el territorio nacional. Ya no hay regiones que puedan considerarse completamente seguras. Los asaltos en carreteras, los ataques a transportistas, la extorsión en zonas agrícolas, los saqueos a comercios y los delitos en los propios hogares forman parte de un mismo fenómeno: la expansión del miedo como variable económica. La inseguridad, más que un problema social, se ha convertido en un factor que resta dinamismo, empleo y competitividad al país.

Los datos confirman la preocupación. Según una encuesta reciente de la Coparmex, solo el 38.2% de sus afiliados considera que este es un buen momento para invertir. En otras palabras, más del 60% de los empresarios perciben un entorno hostil para el desarrollo de sus negocios. A esto se suman las dudas sobre la continuidad del T-MEC, la incertidumbre en torno a diversas políticas públicas y la falta de certeza jurídica.

El problema no es reciente, pero su alcance se ha vuelto más visible y profundo. Los delitos ya no distinguen entre estados ni sectores. Las carreteras son terreno de riesgo, las zonas industriales padecen robos sistemáticos, y en los campos agrícolas los productores deben pagar para poder cosechar. Todo esto genera costos adicionales, paraliza proyectos y desalienta la llegada de nuevas inversiones.

En consecuencia, la inseguridad se ha vuelto un tema económico de primera magnitud. Los empresarios lo ubican de manera constante entre los tres principales obstáculos para hacer negocios en México. No se trata solo de estadísticas: es la expresión cotidiana de un país donde el temor a perder lo invertido, o incluso la vida, pesa más que la expectativa de crecimiento.

Por eso, más que nunca, resulta urgente enfrentar el problema de raíz. No bastan los anuncios o los operativos temporales. Se requiere una estrategia sostenida, integral y de largo plazo que devuelva la confianza a quienes generan empleo y riqueza. Recuperar la seguridad pública es, en realidad, recuperar la posibilidad de invertir, producir y crecer. Sin ella, cualquier intento por detonar la economía quedará atrapado en el mismo círculo vicioso de miedo, parálisis e incertidumbre que hoy domina a buena parte del país.