Desde la Peste Negra hasta la COVID-19: la evolución del cubrebocas
El cubrebocas es hoy un elemento indispensable de la vestimenta. Pero no es algo nuevo, así fue su evolución desde la Peste negra, hasta el día de hoy.
El cubrebocas no es tan moderno como pensabas, desde hace siglos que, por diferentes razones las sociedades necesitaron resguardarse del aire. Desde la Peste Negra, hasta la pandemia por COVID, así fue la evolución del cubrebocas.
Así comenzó la evolución del cubrebocas
Si bien el cubrebocas era un elemento que muchas personas no conocían. Su historia se remonta al menos al siglo VI a.C. Aunque no se conoce su utilización exacta, se han encontrado imágenes de personas cubriendo su boca y cara con telas, en tumbas persas.
Luego, llegaron antecedentes de cubrebocas, gracias a los viajes de Marco Polo, en la China del siglo XIII, donde el mercader italiano registró personas que se cubrían la cara con bufandas tejidas.
El uso estaba lejos de ser el que conocemos actualmente, se buscaba que el emperador no sintiese afectada su comida, por el aliento de sus cocineros y sirvientes. Pero no fue sino hasta el siglo XIV que el cubrebocas se popularizó en Europa, y esto llegó por la terrible Peste Negra.
La Peste Negra, el antecedente que popularizó el cubrebocas
La Peste Negra fue una plaga que se esparció en Europa por primera vez en el siglo XIV. El saldo de fallecidos fue de, al menos, 25 millones de personas entre 1347 y 1351. Con estas estadísticas, el cubrebocas llegó como una forma de protección, ya que la peste siguió brotando hasta la Gran Plaga de 1665.
La ciencia en ese momento no estaba muy segura de las formas en que la Peste Negra contagiaba a las personas, creían que se trataba del aire fétido y buscaban evitarlo.
Además del cubrebocas, las personas llevaban consigo flores o elementos con olores dulces, como forma de alejar a la enfermedad. A veces, en los mismos cubrebocas colocaban estas flores y hierbas aromáticas. Durante la Peste Negra, se usaba un elemento que tenía una apariencia muy diferente a la que conocemos hoy.
Se trataba de una espeluznante máscara, con una especie de pico, donde almacenaban las hierbas. Una imagen que quedó inmortalizada por su nivel de perturbación.
Los médicos complementaban estas máscaras con pesados trajes de cuero negro, guantes y gafas de vidrio en sus caras.
Revolución Industrial del siglo XVIII, un avance en la evolución del cubrebocas
Con la revolución industrial, las fábricas llenaron de humo y esmog las ciudades. Muchas personas sometidas al denso esmog, no podían respirar o contraían enfermedades pulmonares, hasta llegar a la muerte.
El humo era tan denso que los trenes no podían circular, entonces los velos y las telas cubrebocas se pusieron de moda.
La primera Guerra mundial y las máscaras anti gas
Hacia el comienzo del siglo XX, no solo el esmog y la contaminación era un peligro para la salud de las personas. La guerra mundial que comenzó en 1914, trajo consigo la guerra química.
Esta consistió en la creación de armas que liberaban tóxicos en el aire como el gas cloro y gas mostaza. El objetivo de matar al ejército contrario, llegó a estos niveles de locura. Este hecho hizo que los cubrebocas evolucionaran a máscaras anti gas, que cubrían también los ojos y gran parte de la cara.
El cubrebocas al día de hoy
La evolución de esta prenda ha llegado hasta el 2020. Hoy los cubrebocas son indispensables para evitar la propagación del virus, a la vez que deben ofrecer comodidad para hacer las tareas del día a día.
La pandemia por Coronavirus, hizo a muchos vincular la Peste Negra con los efectos de esta enfermedad. Pero lo cierto es que hoy no solo se busca protección y comodidad, también elegancia y modernidad.
La noticia por todos los medios. ¡Descarga nuestra app !
Gm
