El amaranto es considerado una de las plantas más fáciles de tener en casa, a continuación te explicamos cómo cultivar este pseudocereal ya sea en tu jardín o en maceta, así como su historia y los beneficios para la salud que este contiene.
En los últimos años, el amaranto se ha convertido en uno de los pseudocereales más utilizados por su vasta cantidad de vitaminas y aminoácidos, todos ellos esenciales para el funcionamiento y bienestar del organismo.
¿Cómo cultivar amaranto en casa?
El amaranto es una planta anual que en varias ocasiones puede sobrevivir a las bajas temperaturas invernales. Cuenta con hojas grandes y anchas; y las semillas se encuentran en el interior de las flores.
Para cultivar el amaranto en casa se debe plantar la semilla en una maceta o jardín, a una profundidad no mayor de dos centímetros y en tierra húmeda. Lo más complicado es el primer mes, ya que su crecimiento puede ser muy lento y se debe cuidar de la maleza, la cual puede ser tratada con pesticidas caseros.
Superado este tiempo, no requerirá muchos cuidados, más que buenas horas de sol directo. En realidad es una planta muy fácil de
cultivar
en casa, que pocas veces puede ser atacada por plagas; además de que puede soportar la sequía y los suelos poco fértiles.
Beneficios del amaranto
De acuerdo a los expertos, el amaranto destaca por su gran aporte de proteína y sus beneficios para mejorar la salud digestiva, poseer propiedades antiinflamatorias, prevenir enfermedades cardiovasculares, fortalecer la salud ósea y prevenir la anemia , entre otros.
El amaranto es en su mayoría carbohidratos, pero también contiene proteína y grasa; además es uno de los pseudocereales ricos en fibra, vitaminas A y C, minerales como hierro, calcio, magnesio, manganeso y antioxidantes, por lo que es un alimento que te mantiene en buena forma y te ayuda a bajar de peso.
Comerlo diariamente, dos cucharadas, puede ayudar a bajar de peso, porque es de fácil digestión y ayuda a mejorar el proceso digestivo, mientras que su proteína ayuda a bajar los niveles de colesterol, mantenerse saciado, nutrido y con energía.
Historia del amaranto
El amaranto es uno de los cultivos más antiguos de América y probablemente de la humanidad, pues se han hallado vestigios arqueológicos en tumbas de la región andina que se remontan al año 4000 a.C.
Las comunidades originarias de Mesoamérica conocían ampliamente acerca de las características nutricionales y cosméticas del amaranto y les dedicaron amplios territorios a su cultivo.
Los mayas lo aprovechaban por sus nutrientes y le llamaban xtes, mientras que los aztecas lo utilizaban más para ritos religiosos. Sin embargo, cuando se produjo la colonización se prohibió su cultivo, ya que también se lo adjudicaba a un tema espiritual.
Antiguamente, los pueblos prehispánicos mezclaban el amaranto con miel y la sangre de sus enemigos para formar una pasta llamada tzoalli con la que formaban estatuas de dioses o deidades que luego comían con grandes reverencias.
Esta práctica fue considerada por los españoles como algo perverso; por esa razón se prohibió el cultivo y consumo del amaranto, así como de algunos otros alimentos en su momento, como el pan de muerto .
Con el tiempo se retomó el cultivo y hoy en día se cosecha en varias partes del mundo como Ecuador, México, Perú, Bolivia, India, China, Rusia, Alemania y Norteamérica.
Además, al tratarse de semillas, el amaranto es sumamente sencillo de consumir por lo que se puede ingerir solo, en dulces o como extra en ensaladas, sopas, panes y hasta carnes.
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