Nueva Zelanda prohíbe las terapias de conversión
Nueva Zelanda aprobó castigar con prisión a quienes realicen terapias de conversión en integrantes de la comunidad LGBT+.
El Parlamento de Nueva Zelanda prohibió las terapias de conversión contra miembros de la comunidad LGBT+ y estableció penas de hasta 5 años de prisión para quienes realicen estas prácticas.
Con 112 votos a favor y 8 en contra se aprobó la medida propuesta por la primera ministra Jacinda Ardern, que prohíbe las terapias de conversión que pretenden cambiar a fuerza la orientación sexual de las personas que forman parte de la comunidad LGBT+.
Por su parte, el viceministro Grant Robertson indicó que con esta medida se puso fin a una práctica que calificó como “error hiriente, insidioso y destructivo”; el político que anteriormente se declaró públicamente homosexual, mencionó que la prohibición de las terapias también “envía un mensaje de apoyo y afirmación de amor a todas las comunidades del arcoíris”, añadió haciendo referencia a la bandera de la comunidad LGBT+.
Darán cárcel a quien realice terapias de conversión en Nueva Zelanda
La medida indica que se aplicarán penas de hasta 3 años de cárcel a quien realice estas terapias de conversion y las aplique a personas menores de 18 años o aquellas incapacitadas para tomar decisiones.
La pena aumentará a 5 años de prisión en caso de que la terapia de conversión cause daños graves a las personas, sin importar su edad.
Adicionalmente, la medida también incluye un apartado que permitirá que las víctimas puedan reclamar en los tribunales civiles una indemnización por haber sido sometido a una de estas terapias de conversión en años anteriores.
Israel prohíbe terapias de conversión
La prohibición de las terapias de conversión en Nueva Zelanda, llegó un día después de que Israel anunciara la misma medida.
En este país de Medio Oriente se multará a los doctores que realicen estos procedimientos, quienes incluso podrían perder el permiso para ejercer su profesión.
Por su parte, el Ministro de Sanidad de Israel, Nitzan Horowitz, calificó a las terapias de conversión como un “abuso cruel” que aumenta las posibilidades de autolesiones, suicidio y muerte prematura en las personas que son sometidas a estos procedimientos.
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