Hallan el depósito más grande de estrellas de mar jamás descubierto en el Templo Mayor
La ofrenda, identificada con el número 178, se coloca como la de mayor cantidad de estrellas de mar de todas las descubiertas en el Templo Mayor, 164 contadas.
Arquéologos del Instituto Nacional de Antropología (INAH) hallaron 164 estrellas de mar en una excavación del Templo Mayor, en Ciudad de México, en lo que sería el más grande depósito de estrellas de mar descubierto hasta ahora.
Se trata de una ofrenda elaborada hace más de 500 años por los mexicas, quienes combinaron elementos terrestres como una figurilla de copal y el cuerpo de un jaguar armado con un atlatl –propulsor de dardos–, junto a un sinfín de organismos marinos: corales, peces globo, caracoles y estrellas de mar.
La ofrenda, identificada con el número 178, no solo se coloca como la de mayor cantidad de estrellas de mar de todas las descubiertas en el Templo Mayor, con 164 contadas, hasta ahora, sino que también representa un caso único de conservación de uno de estos equinodermos que, de manera similar a un fósil, preserva su forma casi intacta, pese el paso del tiempo.
La estrella de mar de la especie Nidorellia armata –conocida coloquialmente como “chispas de chocolate” por el parecido que tiene su coloración amarillenta con puntos oscuros con una galleta con chispas de chocolate– es el descubrimiento más destacado del Proyecto Templo Mayor (PTM) el cual es llevado por el INAH desde 2019.
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— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) March 15, 2022
Arqueólogos hallan el más grande depósito de estrellas de mar descubierto, hasta ahora, en el Templo Mayor
🔸 Destaca una de la especie Nidorellia armata, conocida coloquialmente como “chispas de chocolate”, de 22 cm.
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Se cree que este ejemplar fue una de las primeras estrellas que los sacerdotes mexicas colocaron en la ofrenda, por lo que al recibir el peso del jaguar y de todos los elementos se hundió en lo que se cree es una capa de fibra debajo de ella, preservando la marca de su estructura interna y sus 22 centímetros de largo entre sus puntas.
“Esta ofrenda es una de las más grandes que hemos encontrado en el Templo Mayor, por lo que, hasta no explorar los 30 o 40 centímetros de profundidad que creemos nos faltan, es difícil saber su significado”, explicó el arqueólogo Miguel Báez Pérez.
Báez Pérez explicó que los pueblos mesoamericanos creían que el origen del mundo se ligaba al mar, por lo tanto, los organismos marinos eran tratados como reliquias. “Su potencia militar les permitió traer miles de objetos marinos y recrear todo un ambiente acuático en la propia Tenochtitlan”.
Analizan extracción de la estrella de mar
Bajo supervisión de los arqueólogos, cada minúsculo fragmento de las estrellas de mar es limpiado y almacenado en pequeños godetes plásticos para luego, al igual que los otros materiales arqueológicos, llevarlos al laboratorio y recibir tratamientos iniciales de conservación.
Una vez estabilizados, los vestigios son empacados, clasificados y resguardados para los análisis que el PTM realiza con apoyo de especialistas del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a fin de precisar datos como la identificación de las especies, la edad de los individuos o sus fases de crecimiento.
Cabe destacar que las estrellas de mar descubiertas en el Templo Mayor han tenido un alto valor investigativo para los expertos de la UNAM, debido a que en la actualidad los equinodermos han reducido su tamaño, tanto por la explotación humana como por el calentamiento global.
CON INFORMACIÓN DE INAH
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