Un hígado nuevo para Raphael. Más Cuentos de “El Faraón” Gabriel Hernández

Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: Hoy me voy a referir a lo que le pasó al maestro Raphael, a quien he tenido el gusto de conocer.

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Escrito por: Gabriel Hernández
Más cuentos de “El Faraón del Espectáculo”, Gabriel Hernández
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Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: Es innegable que los seres humanos tendemos a olvidar, rápidamente, aquellos episodios dolorosos que ocurren en la vida. Mucho más cuando no es ni nuestro dolor, ni nuestra vida. Hoy me voy a referir a lo que le pasó al maestro Raphael, a quien he tenido el gusto de conocer desde algunos años en entrevistas, que por la fuerza de la repetición y la costumbre hemos tenido en suerte compartir experiencias que hoy voy a compartir con ustedes .

Primero debo decirles que las canciones de Raphael, como las de otros artistas latinos que ya les he compartido antes, también forma parte del cancionero familiar y también personal en mi educación. Conozco la letra de muchísimos temas, de esos que aparecen en el lado b de los antiquísimos discos de vinilo, lo vi en programas de televisión, siendo aún muy niño y me tocó defenderlo cuando algunos ignorantes criticaban lo apasionado de sus interpretaciones.

Una de las veces que hablé con Raphael

Una vez que los he puesto en situación, les voy a contar cuando de una de las veces que me tocó hablar con él, tal vez no la primera, pero si la más impresionante. Justo por aquellos años, tal vez 1999 o 2000, se dio a conocer la noticia que “El Divo de Linares” requería un transplante de hígado, el que traía de fábrica, ya estaba fallando y había que cambiarlo. Sin poder para un instante en su trabajo como artista y promoviendo su trabajo, tuvo que dar entrevistas en la Ciudad de México. Su casa discográfica, en aquel tiempo EMI Music, cuyo cuartel general se encontraba en la calle de Rio Tigris, en la colonia Cuauhtémoc y que hoy es otra discográfica lo recibía con bombo y platillo.

Algunos medios acreditados tuvimos oportunidad de hablar con él, algunos minutos. Se veía enfermo, su piel tenía un tono verdusco que daba pena, el trataba de sonreír plenamente, pero se nota a leguas que tenia dolor, incomodidad, sabía que estaba en una espiral que irremediablemente lo llevaría a un final, que para mi gusto, era indigno para un artista de su tamaño. En aquel momento, hablamos de su salud, tenía confianza en que el donante llegaría a tiempo para salvarle la vida, y así fue. El transplante fue un éxito y Raphael ha seguido como al principio. Procurando seguir hacia adelante sin mirar atrás.


Algún tiempo después nos volvimos a encontrar para otra entrevista. El maestro se veía reluciente, delgado y totalmente sano. Nada que ver con la imagen de aquel hombre condenado a morir sin ese nuevo hígado que le había fallado. Intenté hacer una entrevista para hacer una semblanza. Que él mismo me contara cómo había sido su proceso, que recordaba del pasado y de más temas que podrían servir para saborearnos una maravillosa historia de la historia de Raphael. Pero qué sorpresa me iba a llevar cuando me dijo. “Yo no hablo del pasado”. “La nostalgia no me importa un comino, yo siempre voy y pienso hacia adelante, lo he demostrado en mis canciones, en mi búsqueda de los jóvenes para colaborar, el pasado para mi, ya es pasado. Asi que perdéis el tiempo conmigo pensando que voy a hablar algo de lo de antes.”

Con esa premisa, descarté la idea de la nostalgia y hablamos de la modernidad y como cabía su estilo y participaciones en la vida actual de la música y de sus posibilidades. En ese tiempo
había protagonizado la obra musical del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, también me contó que había dirigido una sinfónica que lo acompañó en algunos de sus conciertos. “¿Usted sabe leer la música, es director de orquesta? Le pregunté. “No sé nada de eso, pero soy un artista. Eso me salva de cualquier cosa”. Contestó con ese orgullo andaluz que siempre manifiesta.

Raphael ha sabido imprimir su estilo interpretativo a todos los géneros que ha grabado en su carrera. La música mexicana, los tangos argentinos y por supuesto la de su país. Hablando de tangos, me llamó la atención que los cantaba con el sonido de la ese, aspirado. De la misma forma en que se habla en la región del Rio de la Plata. Le pregunté por qué.

“Los tangos se tienen que cantar de esa manera, si no, no son tangos, pueden ser cualquier otra canción. Las canciones tienen su regionalidad y es importante saber adentrarse en ella para llegar al alma de quien las escucha”. Cuando se escucha el tango “Uno” en su voz, se puede entender de lo que habla. Mientras la vida sigue, va y viene, ese nuevo hígado del maestro, toca madera porque puede ser su gran noche.

Más Cuentos de El Faraón por Gabriel Hernández Miranda. “El Faraón Del Espectáculo”
@Faraon_Gabriel

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