Espionaje Digital. Bitácora de Guerra por Hannia Novell

Bitácora de Guerra por Hannia Novell. Rumbo a los procesos electorales 2023 y 2024, especialistas advierten que la intervención ilegal de las comunicaciones privadas es la nueva modalidad de violencia política contra políticos y candidatos.

El obscuro objeto del deseo de los cibercriminales es escuchar y grabar las conversaciones privadas y tener acceso a fotografías, videos y textos de correos y mensajería instantánea, para emplearlos con fines políticos, como propaganda difamatoria. Guerra sucia, le llaman.

Las técnicas que emplean los delincuentes han probado su efectividad. Recurrentemente, los actores políticos han utilizado sus redes sociales para denunciar que han sufrido el hackeo de sus cuentas y dispositivos móviles.

Ahí está el caso de la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero; el aspirante a la candidatura presidencial, Ricardo Monreal; y el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.

La privacidad de gobernadores y presidentes municipales de todos los colores también ha estado en riesgo. Fueron vulnerados los celulares de la gobernadora del estado de Guerrero, Evelyn Salgado; el mandatario de Morelos, Cuauhtémoc Blanco; y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.

También sufrieron en carne propia el hackeo de sus cuentas de WhatsApp la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández; y Armando Quintero, alcalde de Iztacalco; y Alfa González, alcaldesa de Tlalpan, entre otros.

La clonación de chips, la obtención de los códigos de verificación de dos pasos de las cuentas de mensajería y la captura de las redes sociales de las víctimas son algunos de los recursos utilizados por los criminales a sueldo, dispuestos a ser parte de la guerra sucia que se instrumenta en tiempos electorales.

Etellekt, una consultoría que elabora análisis de riesgos, publicó recientemente el Primer Informe de Violencia Política México 2022, en el cual incluyó la intervención ilegal de las comunicaciones privadas durante el proceso electoral de este año, cuando estuvieron en disputa gubernaturas y congresos locales de seis entidades federativas.

Sólo hubo elecciones en el 18 por ciento de las 32 entidades federativas y aun así se presentaron 85 agresiones: 14 consistieron en el hackeo de cuentas de redes sociales y cuatro intromisiones ilegales a los dispositivos celulares de candidatos y precandidatos, funcionarios de alto rango y opositores a los gobiernos en turno.

Es previsible que los ciberataques y el ciberespionaje registren un pico al alza durante las elecciones de 2023, cuando se disputen las gubernaturas y las diputaciones locales de Coahuila y el Estado de México; así como en las elecciones federales de 2024, cuando estarán en juego la Presidencia de la República y la integración total de la Cámara de Diputados y del Senado, nueve gubernaturas y 30 congresos locales.

Cuando la guerra sucia se adueña de los comicios y se convierte en el modus operandi de las estrategias electorales, el efecto inmediato es una disminución significativa de la participación ciudadana en las urnas.

En lugar de buscar ciberdelincuentes a sueldo, para intervenir ilegalmente las comunicaciones telefónicas y espiar a sus adversarios para provocar renuncias obligadas, afectar la competitividad de las campañas, reducir el número y duración de los actos públicos y destruir la reputación de sus adversarios, la clase política debería ser sensible a las necesidades ciudadanas.

El poder político es el medio para hacer cosas en beneficio del país y de sus habitantes.

Bitácora de Guerra por Hannia Novell.
@HanniaNovell

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