El Azul profundo en los ojos de Nicole Kidman. Más Cuentos de “El Faraón” Gabriel Hernández

Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: La primera vez que platiqué con Nicole Kidman fue en Nueva York, por la película “La Intéprete”

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Escrito por: Gabriel Hernández
Más cuentos de “El Faraón del Espectáculo”, Gabriel Hernández
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Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: La primera vez que tuve oportunidad de conversar con la señora Nicole Kidman, fue en la sesión de entrevistas que se llevó a cabo en Nueva York, por la película “La Intéprete” que se dio a conocer en el 2005, con la australiana en el papel principal y Sean Penn en el coestelar, siendo la entrevista con ella, la única opción en aquella ocasión.

Recuerdo perfectamente que se trataba de una historia interesante en donde la actriz le daba vida a una traductora simultanea que trabajaba en el edifico de las Naciones Unidas y que descubría un complot internacional para asesinar a un jefe de estado que estaría presente en la sesión de dicho organismo internacional y que tiene su edificio sede en la Gran Manzana.

Los ojos azul profundo de Nicole Kidman

Tocó mi turno de entrar al set donde se encontraba, ahí sentada después de varias entrevistas con periodistas del mundo a los que tradicionalmente se nos ocurren, en muchas ocasiones, las mismas preguntas, quizás en contextos diferentes, pero muchas veces, vamos descubriendo cuales son los temas que ya se tocaron con anterioridad, por lo que decidí entrar con un tema que pensé podría ser diferente.

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“Hola, Nicole ¿Cuándo fue la última vez que confiaste en un político?” Me miró profundamente con esos ojos azules que tiene, quizá lo más azul que haya visto hasta ese momento en mi vida. Pasaron unos cuantos segundos, pero para mí fueron horas, como lo que sucedía en el ensueño de aquella película de Christopher Nolan, Inception. Ella sabe que tiene ese efecto con la mirada. ¿Se imaginan, a la serpiente de “El libro de la selva”? pues así lo hizo ella conmigo.

Supongo que no quería responder lo que realmente pensaba con esa pregunta, pero lo hizo de todas formas. “No lo he hecho hace tiempo, me parece que la oferta de esos personajes se han alejado de la gente y han atendido a sus intereses muy personales” lo dijo sin dejar de mirarme profunda e hipnóticamente a los ojos.

Me costó mucho desengancharme del abismo azul en el que me había metido, por mi propia voluntad, por querer ser diferente y retar un poco a esa bella mujer. En ese momento decidí retirar mis ojos de los suyos. Comencé a mirarla, en ese pequeño entre ceja y ceja, para evitar seguir sucumbiendo ante esa magia.

“Supe que eres muy aficionada a escribir poesía. ¿Algún día tendremos la posibilidad de leer alguna de tus obras?” Sonrió, primero por el atrevimiento de la pregunta, y después por que notó mi cobardía al rehuir la magia de sus azulísimos ojos. “Esas poesías son trabajos muy personales, las escribo en momentos de soledad e introspección, no creo que algún día se publiquen, pero uno nunca sabe, tal vez un día aparezca un libro con mis obras literarias”. Lo dijo con un gesto tan simpático que me hizo recordar, en cuestión de segundos, que Nicole Kidman, por más bella y famosa que sea, es un ser humano, que un día se puede sentir bien, otro mal y seguir siendo una de las estrellas más populares del mundo.

Tal es su sencillez, que apenas nos enteramos de su visita a una de esas camionetas que venden productos oaxaqueños en la CDMX. Cuanta sencillez de una mujer que podría lograr lo que quisiera, tan solo con mirar con sus ojos azul profundo, a cualquier mortal que se le cruce en el camino.

Más Cuentos de El Faraón por Gabriel Hernández Miranda. “El Faraón Del Espectáculo”
@Faraon_Gabriel

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