Perros y gatos sienten la muerte de otros miembros de la ‘familia’
Diversos estudios sugieren que los perros y gatos sienten la muerte de otros animales y seres humanos con los que han convivido.
Estudios recientes han comprobado que al igual que los seres humanos, los perros y gatos sufren, perciben y sienten la muerte de algún compañero humano o de otro animal con el que hayan mantenido un vínculo estrecho y cotidiano.
Esta forma de actuar podría definirse como un luto o duelo ante la muerte, de ahí que ante la pérdida de un miembro de la familia, tu mascota puede verse afectada.
Diversos estudios han permitido entender que el experimentar tristeza por la muerte no es algo único de los humanos y a la par comprueba que los animales pueden sentir y sufrir como cualquier otro ser vivo.
Perros y gatos en las familias multiespecie
De acuerdo a los expertos, se especifica que a pesar de que los perros y gatos no tienen parentesco sanguíneo con los seres humanos, pueden llegar a constituir lo que se llama familia multiespecie, donde las mascotas “dejan de ser animales” para pasar a ser miembros del núcleo familiar.
De esta forma, ante la muerte de alguno de los miembros de la familia, incluidos otros animales, los perros y gatos pueden cambiar su ánimo y sus rutinas cotidianas; aunque al igual que los seres humanos, cada uno puede expresar su luto o duelo de diferente manera.
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De acuerdo al médico veterinario, Juan Enrique Romero , las mascotas no tienen una percepción concreta y real de la muerte, es decir, no comprenden el concepto como los humanos, sin embargo lo que sí sienten es la pérdida o ausencia de alguien o algo y que en casa algo ha cambiado.
Perros y gatos sienten la muerte
Hasta el momento no existe investigaciones científicas que explique a detalle el duelo de los perros y gatos, aunque de acuerdo a una encuesta de la Asociación Americana para la Prevención de la Crueldad sobre Animales la pérdida de un compañero puede generar que las mascotas experimenten cambios en su alimentación, tiempo de sueño y otros hábitos.
A algunos parece no afectarles en absoluto, hasta el punto que pueden verse más alegres; mientras que otros pueden dejar de comer, mostrar menos interés por lo que les rodea y sufrir cambios en el comportamiento y en su personalidad.
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