El día en que la emperatriz Carlota bebió pulque en Tepito

De acuerdo con la leyenda, la actitud fiestera de la emperatriz Carlota la llevó a degustar de un pulque en el “Barrio Bravo” de Tepito.

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La historia de México está llena de personajes peculiares y extravagantes. Una de ellas fue la emperatriz Carlota quien, según relatos, su actitud fiestera la llevó a tomar pulque a uno de los barrios más temidos por los capitalinos en la actualidad, Tepito.

Es bien sabido que Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, era una mujer tanto de carácter firme como fiestero, pues disfrutaba de los bailes y del buen ambiente.

Mediateca INAH


Al ser Carlota la mano derecha de Maximiliano, tenía entre sus funciones recorrer las calles de la Ciudad de México con el fin de establecer un vínculo con la cultura mexicana y sus lugares. Fue así que llegó a dar al “Barrio Bravo” de Tepito.

El periodista e investigador mexicano Luciano Pérez se encargó de narrar este hecho en su libro “Cuentos fantásticos de la Ciudad de México o aventuras en Mexicópolis”, donde recopila leyendas y mitos populares mexicanos.

La emperatriz Carlota llevó a sus cortesanas a beber pulque a Tepito, según relato

En el libro de Luciano Pérez, se cuenta que la emperatriz Carlota, en uno de sus recorridos por la capital, indicó a su chofer dirigirse a Tepito , pues percibió un ambiente peculiar que sólo podría descubrir si lo visitaba.

Acompañada de sus cortesanas, Carlota entró a la primera pulquería que se encontró y eligió una mesa para poder degustar de un pulque. Esto, ante la sorpresa de los comensales al ver a un grupo de mujeres con vestidos extravagantes en semejante lugar.

A pesar del nerviosismo de sus acompañantes, Carlota entró en confianza y pronto el ambiente en la pulquería se llenó de música y bailes. Según el relato, hubo quien incluso le cantó a la emperatriz.

Archivo ADN40
pulque

Luego de unas cuantas jarras de pulque y un gran rato de diversión, del tipo que Carlota nunca había experimentado, la emperatriz decidió pagar lo consumido, cosa que el dueño del lugar se negó al argumentar que fue un honor tenerla como invitada.

No obstante, Carlota rechazó esta respuesta y puntualizó que el trabajo de las personas debe ser recompensado.

Sea real o mentira, este relato se ha convertido en una de las leyendas más interesantes que envuelven al barrio de Tepito y que permite conocer un poco más de quien fuera por un tiempo la emperatriz de México.

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