Desafíos para el turismo de méxico en medio de la guerra comercial

El turismo mexicano enfrenta una tormenta perfecta. La desaceleración económica global, especialmente en Estados Unidos —nuestro principal mercado—, y el impacto de políticas proteccionistas como las impulsadas por Donald Trump, anticipan una menor afluencia de turistas norteamericanos, particularmente los que llegan por vía aérea, los más rentables.

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Publicado por: Redacción adn40

El turismo mexicano enfrenta una tormenta perfecta. La desaceleración económica global, especialmente en Estados Unidos —nuestro principal mercado—, y el impacto de políticas proteccionistas como las impulsadas por Donald Trump, anticipan una menor afluencia de turistas norteamericanos, particularmente los que llegan por vía aérea, los más rentables. Aunque las cifras generales de visitantes y divisas han mostrado crecimiento, la caída en los vuelos y la pérdida de competitividad frente a otros destinos reflejan una realidad preocupante. A esto se suma la falta de promoción turística tras la eliminación de los fondos dedicados a esa tarea en el sexenio anterior. Ciudades clave como Cancún, Los Cabos y Puerto Vallarta ya reportan números poco alentadores. En este contexto, el Mundial de Futbol 2026 podría ser un respiro, pero no es suficiente. Urge una estrategia seria para recuperar el terreno perdido.

México, tradicional potencia turística en América Latina, se encuentra ante una encrucijada compleja que pone en jaque uno de sus sectores más estratégicos. Si bien las cifras globales de visitantes y captación de divisas en los primeros meses del año parecen alentadoras a simple vista, al analizarlas a fondo se revela una realidad menos favorable: los turistas que más gastan —aquellos que llegan por avión, principalmente desde Estados Unidos— han disminuido. Y esto no es casualidad.

La desaceleración económica global, y en particular la de Estados Unidos —producto en buena parte del proteccionismo comercial promovido por figuras como Donald Trump— ha empezado a impactar la dinámica del turismo internacional. México, cuyo principal mercado emisor de turistas es precisamente el estadounidense, se ve directamente afectado. Los datos muestran que estamos perdiendo terreno frente a otros destinos que han sabido mantenerse activos en la promoción internacional.

Y es que desde la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México y de los mecanismos para destinar recursos federales al posicionamiento global del país como destino turístico, las voces del sector privado han advertido una y otra vez sobre la urgencia de reactivar esa inversión. Sin campañas sólidas, sin presencia en ferias internacionales, sin articulación entre federación y estados, el país está dejando que su gran atractivo turístico se diluya en medio de la competencia global.

Además, las cifras de las principales plazas turísticas del país —Cancún, Los Cabos, Puerto Vallarta— ya reflejan un estancamiento preocupante. Si a eso se suma la incertidumbre que genera la guerra comercial, el debilitamiento del gasto en el extranjero por parte del turista estadounidense, y la ausencia de una política de Estado integral para el sector, el panorama se torna sombrío.

El Mundial de Futbol de 2026 puede ofrecer una ventana de visibilidad y atracción temporal, pero no será suficiente por sí solo. Se necesita mucho más: inversión sostenida en promoción, mejora en la conectividad aérea, diversificación de mercados, fortalecimiento de la seguridad en destinos turísticos y un entorno fiscal que favorezca al sector.

Recuperar el dinamismo turístico no solo es deseable, es indispensable. Porque detrás de cada avión que no aterriza hay empleos que no se generan, divisas que no ingresan y regiones enteras que pierden oportunidades. El turismo es más que visitantes: es desarrollo económico, bienestar social y proyección internacional. Y hoy, más que nunca, está en riesgo si no se actúa con visión y urgencia.