Investigadores de la UNAM analizan el veneno de caracoles marinos para diseñar futuros fármacos, pues algunas de sus moléculas podrían ser útiles contra el dolor crónico y enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer y parkinson.
Se estudia los caracoles cónicos o conos (por la forma de la concha) y caracoles túrridos, provenientes del Golfo de México, del Mar Caribe y del Pacífico mexicano.
En humanos, algunas de estas moléculas podrían ser útiles para atender el dolor crónico y para enfermedades neurodegenerativas. Los científicos han trabajado con cinco especies del Golfo de México y siete del Pacífico mexicano. Especies de la familia Conidae, a la que pertenecen los conus, y también cinco especies de la familia Turridae, a la que pertenecen los caracoles túrridos.
Con información de la UNAM
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