Vamos para allá. Jiribilla por Alejandro Brofft

Raúl Esquivel Carbajal, el ‘Jefe vulcano’, merecía otro retiro, otra convalecencia, otra muerte y otra despedida. A los héroes no se les trata así.

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Escrito por: Alejandro Brofft
Jiribilla Alejandro Brofft
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Jiribilla por Alejandro Brofft. Corría el mes de marzo de 2018. La Ciudad de México vivía tiempos convulsos. No había pasado siquiera medio año del sismo del 19 de septiembre. Además, se percibían los ecos del terremoto político. El entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, no se sentía satisfecho de haber renunciado a su aspiración presidencial y se preparaba para dejar el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. La coalición Por México al Frente (PAN – PRD) le tenía reservada una candidatura plurinominal al Senado de la República.

En ese entonces, no había duda quién era el funcionario público más querido del gobierno capitalino: Raúl Esquivel Carbajal, quien desde el 01 de junio de 2005 se había mantenido al frente del Heroico Cuerpo de Bomberos tras la jubilación de Alejandro Aguilar López. La cuenta de Twitter del ‘Jefe vulcano’ era un buen termómetro para medir el cariño que le tenía la gente. Su emblemática frase: “Vamos para allá”, para anunciar la respuesta a cualquier emergencia, desataba siempre un aluvión de respuestas cargadas de admiración, reconocimiento y agradecimiento.

A pesar de ello, a don Raúl le fue exigida su salida. Hacía semanas que la gente del líder sindical de la corporación, Ismael Figueroa Flores, le hacía la vida de cuadritos sin siquiera permitirle el acceso a sus oficinas de la colonia Merced Balbuena. Mancera se puso del lado del Figueroa, seguramente, pensando en el capital político que manejaba/manipulaba. No olvidemos que este último fue el único candidato independiente en llegar al Congreso Constituyente de la CDMX. Hoy, el ilustre personaje es buscado por la Interpol acusado de los delitos de desvío de recursos públicos y enriquecimiento ilícito.

Tras su renuncia, el ‘Jefe vulcano’ fue asignado como uno de los cuatro subcomisionados de la Comisión de la Reconstrucción que dirigió Édgar Tungüí Rodríguez, hoy preso en el Reclusorio Norte acusado de al menos cinco delitos vinculados con corrupción. Aquella encomienda resultó peor que un destierro a Siberia. A Esquivel le fueron arrebatados varios derechos ganados a puso durante 49 años de servicio: mantenerse al frente de la institución, retirarse en el momento en el que él decidiera y ser despedido como el líder que fue.

Tras las elecciones de 2018, usuarios de redes sociales exhortaron tanto a Claudia Sheinbaum como Andrés Manuel López Obrador, recién elegidos jefa de Gobierno y presidente de la República, respectivamente, a reintegrar a Esquivel a su cargo o a ponerlo al frente de alguna dependencia local o federal en materia de protección civil. “Nuevamente agradezco sus mensajes pidiéndome regresar al Heroico Cuerpo de Bomberos o para trabajar en otros cargos, decirles que estaré siempre listo si los jefes requieren de mis servicios. Será un honor. Vamos para allá, vamos a donde me necesiten”, posteó él como muestra de que aún tenía disposición de trabajar.

La Despedida

¿Cómo regresó don Raúl Esquivel Carbajal a la Estación Central de Fray Servando Teresa de Mier y Circunvalación? Cuatro años después y al interior de un ataúd de madera. El bombero más querido del País murió el martes 24 de mayo por complicaciones de un cáncer intestinal del que fue operado en el mes de abril.

Despedida del Jefe Vulcano

Su propia hija, Andrea Esquivel, reveló que su padre no había recibido asistencia de funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México durante su hospitalización. Además, públicamente pidió apoyo para conseguir un chaleco percutor que le prescribieron los especialistas del Hospital Rubén Leñero, por cierto, adscrito a la Secretaría de Salud local.

Los héroes no escapan a la enfermedad ni al fallecimiento. Sin embargo, debieran tener garantizado sobrellevarlos de la mejor manera. Raúl Esquivel Carbajal, quien entregó su vida en el más amplio de los sentidos al servicio público, merecía más: otro retiro, otra convalecencia, otra muerte.

Ahí en la Estación Central, para despedirlo, debieron darse cita Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, los jefes de Gobierno a los que sirvió. La guardia de honor tenía que ser completada por Claudia Sheinbaum. Pero ni siquiera se aparecieron por ahí el actual director, Manuel Pérez Cova, ni Martí Batres, secretario de Gobierno. La explicación es fácil: la soberbia y mezquindad de los políticos jamás podrá competir con la grandeza de los héroes.

Jiribilla por Alejandro Brofft
@AlejandroBrofft

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