En México y el mundo la salud mental está en crisis a pesar de los avances; la investigación y conocimiento en el área han contribuido a evitar mucho sufrimiento personal y a mejorar la calidad de vida de los afectados, pero no nos han permitido llegar a la atención integral, afirmó María Elena Medina-Mora Icaza, doctora honoris causa por la UNAM.
En la actualidad vivimos en un planeta inseguro y violento, y nuestro país no es la excepción. Estos factores de riesgo contribuyen de manera importante al desarrollo de enfermedades mentales y adicciones, y en ese clima crecen los niños, lo que genera poblaciones muy afectadas. Entonces, “lejos de disminuir la proporción de enfermos, va en aumento”, alertó la profesora de la Facultad de Psicología y jefa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina.
Subrayó que la salud mental está vinculada al progreso, la justicia, la promoción de la seguridad en las comunidades y la lucha contra la pobreza y la inequidad; todos estos elementos, incluidos en las metas del desarrollo, cumplen un papel importante para tener un planeta protegido y personas involucradas.
En los países ricos sólo 30% de quienes requieren este tipo de atención la reciben, y la cifra es más baja en las naciones pobres. Expuso que en comunidades donde se vive violencia y continúa la presencia de enfermedades mentales, todas las inversiones aplicadas para el desarrollo no tienen el impacto deseado.
La salud mental, reiteró Medina-Mora Icaza, es un asunto poco atendido y olvidado, aunque debe ser prioridad para el sistema de salud. Puntualizó que la atención de la salud mental debe empezar desde la primera infancia, cuando el cerebro es más vulnerable a los factores del medio ambiente, pero también cuando mayores logros se obtienen de una buena estimulación.
Con información de la UNAM
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