Tráfico aéreo y exceso de ruido afectan salud de población metropolitana
En los próximos 20 años, el tráfico aéreo en la Zona Metropolitana del Valle de México se incrementará anualmente 5%.
Aviones y aeropuertos ocasionan problemas preocupantes de ‘contaminación acústica’ producto de sonidos excesivos provocados por actividades humanas, lo que causa efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de la población metopolitana, advierte Jimena de Gortari Ludlow, académica de la Universidad Iberoamericana.
La especialista afirma que en los próximos 20 años, el tráfico aéreo en la Zona Metropolitana del Valle de México se incrementará anualmente 5%, lo que contribuirá al aumento de ‘entornos acústicos saturados’, que es el exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada región.
Como ejemplo, explicó De Gortari Ludlow, el despegue de un avión emite 150 decibeles de ruido, lo que es considerado por los especialistas como un ambiente acústicamente insoportable: “El sonido no es un tema que debamos ignorar, porque es un problema serio de salud pública”, dijo la académica.
El ruido prolongado, afirmó en un comunicado de la Ibero, provoca en el organismo humano, entre otros aspectos, falta de descanso, estrés, ansiedad, dolor de cabeza, hipertensión, problemas digestivos y trastornos del sueño.
Informó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda en sus “Lineamientos para el ruido comunitario”, que el promedio del nivel sonoro en la recámara no rebase los 30 decibelios y que el nivel máximo no sea por arriba de los 45 decibelios.
Además, aseveró, el ruido juega un papel significante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en las áreas urbanas, ya que cerca de 3% de las muertes por enfermedades coronarias pueden ser atribuidas a la contaminación acústica.
Subrayó que la falta de audición puede ocasionar afectaciones psicológicas y es un factor de molestia que afecta al estado emocional.
La especialista en entornos acústicos saturados mencionó que auditivamente 120 decibelios (dBs) es el límite del umbral del dolor en las personas. Un ‘ambiente molesto’ se percibe en los 100 dBs.
De Gortari Ludlow, profesora del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Ibero, dijo que la fuerte relación entre el entorno construido y el bienestar, la calidad de vida y la salud, ha sido por décadas objeto de estudio en la arquitectura, la planeación y el diseño urbano.
Sin embargo, esta relación se ha visto degradada o devaluada en la actualidad, probablemente debido al crecimiento acelerado de las ciudades y su falta de planeación.
Es necesario que lo que se vaya a hacer en las ciudades, se planeé con base en la salud urbana: “Hay que pensar trabajando con el presente y prevenir los escenarios futuros.”, destacó.
(Con información de Notimex)
ssb