Tan sencillo como Keanu Reeves. Más Cuentos de “El Faraón” Gabriel Hernández
Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández. Para nadie es un secreto lo que se habla en todo el mundo del maestro Keanu Reeves. Maestro en humildad.
Más Cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: Para nadie es un secreto lo que se habla en todo el mundo del maestro Keanu Reeves. Maestro en humildad, sencillez y empatía, tal como lo ha demostrado a lo largo de los años, en los que se le han conocido diversos gestos de una forma de ser que sorprende a propios y extraños, considerando que para ser una estrella de Hollywood, primero hay que creerlo, aunque todavía no hayas ganado absolutamente nada o tus participaciones en la pantalla grande se limiten a papeles secundarios.
Se le ha visto en fotografías y videos viajando en el sistema de transporte subterráneo de Nueva York, saludando y tomándose fotos con la gente que se le acerca a convivir con él. Recientemente se le vio en la boda de una pareja que lo invitó a su festejo en un hotel en Inglaterra donde él también se encontraba hospedado. Gestos, insisto, que no corresponden a una grandísima estrella de cine que le ha hecho ganar a los estudios millones de dólares por sus participaciones protagónicas.
Mis platicas con Keanu Reeves
La primera vez que tuve oportunidad de conversar con él, fue durante la alfombra roja de la película Constantine. El evento se realizó en el teatro Metropolitan, en la zona del centro histórico de la Ciudad de México, con una pléyade de famosos y artistas locales, que querían aparecer en la foto con el señor Keanu Reeves, y que, desde luego, él no se las negó. Uno a uno, fue atendiendo a los reporteros que ahí nos encontrábamos. Llegó hasta el lugar que ocupábamos el señor camarógrafo Raúl Rojas y el que les escribe para comenzar la conversación.
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Les comparto mi colaboración de esta semana @adn40 @TheSlyStallone @expendables #redcarpet #elfaraondelespectaculo https://t.co/sPYrw8AtVT
— Gabriel Hernandez (@Faraon_Gabriel) August 23, 2022
El personaje que interpretaba en aquella producción, era el de un justiciero, el intermediario entre el bien y el mal, una especie de ángel que ayudaba a encontrar el equilibrio de la luz con la oscuridad. A propósito de la humildad que se le conoce hasta estos días, le pregunté sobre el equilibrio que su actitud ante la vida podía representar una balanza entre la hoguera de las vanidades en la Meca del cine y la vida cotidiana de las personas.
Me miró unos segundos y dijo que él no pretendía establecer nada, solo que había entendido que la vida ya tenía demasiadas complicaciones como para hacerla aún más difícil con excesos de cualquier tipo. La vida es sencilla y así la vivo mejor. Sin poses de galán, ni de estrella ni nada de eso, se retiró y no lo volví a ver hasta la siguiente ocasión.
Para la segunda ocasión, se trataba de la promoción de la película John Wick 2, la secuela de una franquicia en la que se exige un máximo de poder de recuperación de su protagonista, que por más que se cuide, el paso del tiempo y la acumulación de edad, puede ser un factor que retarde el proceso físico natural en un ser humano.
Me dijo que pocas veces piensa en la edad, sabe que ahí está y es cierto que le cuesta cada vez más el hacer escenas de acción, por más que se prepara físicamente y se encuentra impecable en ese sentido. Hay personajes que requieren un máximo de esfuerzo y dedicación para poderlos representar, pero que mientras se mantenga con la posibilidad de hacerlos, los seguiría haciendo con la mayor dignidad posible.
Por si fuera poco, Keanu Reeves es socio de una compañía constructora de motocicletas, un medio de transporte que se ha popularizado en el mundo y que representa muy dignamente, ya que hace uso de piezas fabricadas en los Estados Unidos, para apoyar a los empresarios de su país.
“Podríamos adquirir las piezas chinas, mucho más económicas en China, pero no sería justo bajar nuestros estándares de calidad, solo por tener mayores ganancias con nuestras motocicletas” dijo Reeves, cuando le pregunté si pedía que sus motos aparecieran en sus películas como una manera de intercambio. “Si los productores piensan que mis motocicletas pueden aparecer en mis películas, yo encantado, si no, podemos seguir viviendo con eso”.
Muchos tenemos que aprender, siempre y cuando se pueda ser tan sencillo como Keanu Reeves, que ha entendido que las apariencias son tan falsas, como un billete de cuatro dólares.
Más Cuentos de El Faraón por Gabriel Hernández Miranda. “El Faraón Del Espectáculo”
@Faraon_Gabriel
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