El penal de Topo Chico en Nuevo León fue inaugurado en 1943 por el general Bonifacio Salinas Leal, entonces el gobernador del estado.
El penal tenía la capacidad para 3 mil 600 internos pero llegó a tener 6 mil reclusos.
La historia de la prisión fue marcada por hechos fatales, desde riñas y motines, uno de ellos fue el más sangriento en la historia de México.
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