El Gobierno de Ecuador decretó un toque de queda por las noches y madrugadas en zonas cercanas a edificios públicos e instalaciones estratégicas, esto tras la invasión de la Asamblea de este martes.
El presidente Lenín Moreno declaró un estado de excepción y trasladó durante la noche del lunes las operaciones del gobierno a la ciudad costera de Guayaquil, donde ha habido menos disturbios.
Además aceptó la colaboración de Naciones Unidas para abrir un diálogo con grupos indígenas que se oponen a las medidas de austeridad de Moreno y mantienen sitiada a la capital Quito con protestas.
Miles de manifestantes indígenas llegaron a la ciudad desde zonas andinas del centro y norte del país para presionar al mandatario a desistir de la eliminación del subsidio al diésel y la gasolina, que había estado vigente por décadas.
Un grupo logró romper el cerco de las fuerzas de seguridad e ingresó brevemente a la sede de la Asamblea Nacional, antes de ser desalojado por policías y militares pacíficamente.
Además de la eliminación de los subsidios, Moreno está aplicando recortes de personal y de salarios en el sector público y planea algunas concesiones en las áreas de petróleo, telecomunicaciones e hidroeléctricas.