Se trata de producto comestible y no tóxico y se perfila para ser una de las tendencias más grandes y controvertidas de 2018 pues se trata de decorar todo, desde galletas hasta pizza con una pizca de brillantes destellos.
Al principio, era una decoración de pasteles de boda, galletas heladas y golosinas para ocasiones especiales. Pero el año pasado, dio el salto al café, añadiendo un brillo enfático al arte del latte, incluso en algunas cervezas.
De acuerdo a un reportaje de The Washington Post, los brillos comestibles se elaboran en un entorno auditado por la FDA y seguro para los alimentos, y contienen ingredientes destinados a ser digeridos, además de que todos los brillos comestibles se etiquetarán claramente con la palabra “comestible” y también incluirán los ingredientes en el envase.
Muchos brillos de ellos están hechos de azúcar, almidón de maíz, maltodextrina y pigmentos nacarados a base de mica, además del colorante de los alimentos. En enero, la FDA emitió un aviso advirtiendo a los consumidores contra el consumo de brillos que no están claramente etiquetados como “comestibles”.
¿Te animas a probar los brillos comestibles?
lmo