Coco: el reencuentro con nuestras tradiciones
La cinta de Disney-Pixar ha tenido récord de taquilla en nuestro país.
En momentos en los que la relación diplomática y comercial entre México y Estados Unidos se encuentra pasando por un momento tenso, el lanzamiento del filme Coco, que tiene como temática central el Día de Muertos, es un refrescante aliciente para recordar a nuestro vecino país del norte que México tiene mucho más que ofrecer que migración indocumentada y delincuencia.
El entrar a ver Coco no es sencillo; no han sido pocos los filmes de la Meca del Cine que han retratado México de forma parcial, sin investigación y haciendo mano de construcciones simbólicas de racismo. Sin embargo, los creadores del filme fueron más allá: se dieron a la tarea de hacer una verdadera etnografía visual de la tradición mexicana.
Nunca imaginamos, como mexicanos, ver en un filme de animación un pan de muerto, tamales genuinos y personajes verdaderamente cercanos a nuestra cultura, y ni qué decir de los escenarios: para cada uno de los que hemos tenido la oportunidad de ver el filme, el ver lugares comunes que nos recuerdan a aquel escondido pueblito, los callejones de Guanajuato y el Palacio de Bellas Artes fue algo mágico y que, sin duda, será inigualable.
Por otra parte, Coco llega en una coyuntura emocionante y convulsa. Además de la importancia de este lanzamiento, en lo que quizá es uno de los momentos más tensos de la renegociación del TLCAN, la cinta de animación le habla a un México que se está reponiendo con fortaleza de los sismos que dejaron estela de devastación en el centro y sur del país. El filme llega con pasos fuertes a hablarle a un país que lo necesitaba con ansías.
Pese a que el filme, empero que cualquier producción simbólica lo hace, recurre a lugares comunes para hablar de un sistema cultural, Coco demostró que la escucha horizontal, la etnografía y la investigación son fundamentales para una nueva cinematografía que, obligatoriamente, tiene que convencer a esa audiencia compleja y sensible de la era contemporánea.
El éxito de Coco no es sencillo de resumir, pero un elemento con el que los ejecutivos de la compañía lograron lo impensable es lo siguiente: supieron establecer un diálogo entre la audiencia y la pantalla y, hace años, que Disney no lo hacía .
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