El genio de Octavio Paz no conocía límites, y muchas de sus obras literarias demostraron una y otra vez que el cráneo de este hombre no sólo se medía en palabras.
Una de sus obras poéticas que unen pasado y presente de México es “Piedra de sol”; poema de 584 endecasílabos que, precisamente, alude a una de las figuras principales de la cultura prehispánica: el disco monolito Piedra de Sol.
En la portada original de la primera edición de este libro, publicado en 1957, aparece el 584 escrito en el sistema maya de numeración; además, los signos mexicanos correspondientes al día 4 Olín (movimiento) y al día 4 Ehécatl (viento) aparecen al principio y final de la obra.
La revelación mística
Los 584 endecasílabos (los últimos 6 no cuentan porque son idénticos a los primeros) de la obra de Paz equivalen a la a la revolución sinódica del planeta Venus, que es de 584 días.
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