La verdad sobre ‘Chucho el roto’, el ‘ladrón de las mil caras’
Jesús Arriaga, mejor conocido como ‘Chucho el roto’, el ‘Robin Hood Mexicano’ y el ‘ladrón de las mil caras y manos de seda’.
Jesús Arriaga, mejor conocido como ‘Chucho el roto’, fue un legendario ladrón al estilo Robin Hood pero en su versión mexicana, ya que robaba a las personas acaudaladas para ayudar a los más pobres y necesitados. Su fama devino de la maestría que tenía para esconder su personalidad y sustraer objetos, de ahí que fuera conocido como el ‘ladrón de las mil caras y las manos de seda’.
La historia de Jesús Arriaga
‘Chucho el roto’ nació en 1858 en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala , según los registros. Sobre su historia familiar se conoce poco, únicamente se sabe que tras la muerte de su pare tuvo que convertirse en el hombre de la casa y trabajar para poder llevar el sustento a su madre y hermana.
Jesús Arriaga comenzó a ejercer el oficio de ebanista, gracias a su habilidad para trabajar con maderas finas. En 1879 fue contratado por un hombre acaudalado de nombre Diego de Frizac, quien requería de sus servicios para darle mantenimiento a algunos muebles finos. ‘Chucho el roto’ aceptó el trabajo sin saber que dicha decisión cambiaría su vida.
¿Cómo surgió ‘Chucho el roto’?
Mientras trabajaba en la casa del señor Frizac, Jesús Arriaga conoció a Matilde (hija de Frizac), de quien se enamoró. Su amor fue bien correspondido; sin embargo, debido a la diferencia de clases su romance no fue bien visto, pese a ello, Matilde, quedó embarazada de Arriaga y dio a luz a Dolores, su hija.
Ante la diferencia de clases entre ambos, la familia decidió apartar a Matilde y Dolores de Jesús Arriaga, quien fue humillado y amenazado para que no volviera a verlas, esto desató la ira de ‘Chucho el roto’ que decidió robarse a su hija y comenzó su vida como bandido.
Posteriormente, Arriaga devolvió a Dolores pero fue presado y llevado a juicio, donde el juez Javier de la Torre, quien al verlo bien vestido en la corte exclamó: “¡Mírenlo, es un roto!”. Roto era un adjetivo que se usaba para nombrar a las personas humildes que vestían bien, fue así como surgió el apodo de ‘Chucho el roto’.
Arriaga fue encarcelado en la penitenciaria de la
Ciudad de México
(Arcos de Belén), donde conoció a Margarito López ‘El Rorro’, Juan Ramírez ‘La Changa’ y Simón Palomo ‘La Fiera’, quienes a la postre se convertirían en sus secuaces.
Años después logró huir de la prisión al disfrazarse como el presidente de la junta de vigilancia, escapando a plena luz del día junto con sus cómplices y otros reos más.
Sus más grandes fechorías
Durante el porfiriato, ‘Chucho el roto’ empezó a robarle a las familias acaudaladas en señal de venganza, de ahí que fuera conocido como el ‘Robin Hood Mexicano’. Cabe mencionar que, gracias a su astucia, Arriaga jamás tuvo que derramar una gota de sangre para robar.
Años más tarde, ‘Chucho el roto’ volvió a ser apresado y recluido en San Juan de Ulúa, Veracruz, donde lo hacinaron en una bartolina húmeda y mal oliente, donde fue sentenciado a trabajos forzados, pero eso no lo detuvo y volvió a escapar.
Volvió a la Ciudad de México y siguió cometiendo sus crímenes, incluso hay rumores de que ‘Chucho el roto’ logró sustraer un reloj de oro de la muñeca del entonces presidente de México, Porfirio Díaz. Nueve años se mantuvo prófugo, visitando a Matilde y Dolores, pero fue aprehendido una vez más en San Juan de Ulúa.
Arriaga intentó volver a escapar, pero uno de sus compañeros lo delató. Durante la huida recibió un balazo y una vez que fue apresado recibió 300 azotes que le provocaron la muerte el 25 de marzo de 1885.
Existe una leyenda no oficial ni comprobada que asegura que Matilde le pagó al verdugo de ‘Chucho el roto’ para que no lo matara, motivo por el cual fue trasladado a un hospital de Veracruz y su supuesta muerte únicamente habría sido un truco, ya que en el féretro no se encontró el cuerpo, sino un montón de piedras. Hasta la fecha se desconoce dónde se encuentra la tumba de ‘Chucho el roto’.
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