La instalación de una ballena en la localidad holandesa de Spijkenisse, cerca de Rotterdam, evitó que un convoy del Metro chocara contra la barrera al final de las vías y cayera al vacío.
El tren quedó suspendido a 10 metros del suelo de la estación De Akkers, que supone el final de dos líneas de Metro. Al momento del accidente, el tren se encontraba vacío y el conductor logró salir ileso.
“Estamos analizando cómo sacar el tren de ahí de una manera controlada y con todas las medidas de precaución”, explicó un portavoz oficial citado por la cadena NOS.
Struijs dijo que estaba sorprendido de que la escultura se hubiera mantenido unida. “Nunca podría haberlo imaginado de esa manera, pero salvó la vida del operador. El daño es una ocurrencia tardía. Me sorprende que sea tan fuerte. Cuando el plástico ha estado en pie durante 20 años, no esperas que aguante un tren del Metro”.
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