Una galería de arte de Tokio, Japón, propuso a los visitantes que podrían llevarse las obras que quisieran, por lo cual la exposición duró apenas diez minutos.
Los organizadores pensaron que el evento sería confidencial, pero la información se propagó rápidamente a través de las redes sociales, por lo que se reunieron casi 200 personas en la noche de la inauguración, el pasado jueves 9 de julio.
De acuerdo con el promotor del proyecto, Tota Hasegawa, se suponía que la exposición duraría diez días, pero los asistentes fueron tan eficaces que el lugar quedó vacío en menos de diez minutos.
Esta exposición era un “experiment”, supuestamente para transformar la relación entre los artistas y el público, explicó Hasegawa a una agencia de noticias.
Según Minori Murata, una artista que expuso carteras con dinero y tarjetas de crédito, indicó que la posibilidad de tomar objetos atrae a más público y procura a los visitantes un cierto placer, el de la transgresión.
La sociedad japonesa no tiene la costumbre de quebrantar las prohibiciones y la tasa de criminalidad del país es muy baja.
Con información de Agencias
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