LOS HÁBITOS DE SOR JUANA

Sor Juana, que sufrió tanto, también tuvo suerte, muchísima suerte. Por ejemplo, la de tener un abuelo con biblioteca, la de tener una hermana mayor y la de tener una madre que quiso enviar a su hermana mayor a la escuela. La de que allí enseñara una amiga -en las escuelas de este nombre, amigas, enseñaban señoras que ni siquiera eran consideradas maestras profesionales- que la tomó en serio, pese a su cortísima edad, y le enseñó a leer.

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