Porto Alegre: ¿pueden las políticas liberales prosperar incluso en entornos adversos?

En una región con fuerte tradición populista, Porto Alegre implementó reformas liberales que redujeron impuestos, eliminaron burocracia y permitieron abrir negocios sin licencias.

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Publicado por: Redacción adn40

En un contexto regional donde predominan las narrativas populistas y la intervención estatal, Porto Alegre se ha convertido en un caso atípico al adoptar un enfoque liberal en sus políticas públicas. A pesar de formar parte de un país donde no siempre se respetan plenamente los marcos institucionales liberales, esta ciudad brasileña ha logrado implementar reformas que desafían las tendencias predominantes. Disminuyó drásticamente la burocracia, eliminó la necesidad de licencias para abrir pequeños negocios, redujo los impuestos y, paradójicamente para algunos, aumentó la recaudación fiscal. Esta aparente contradicción muestra cómo menos regulación puede traducirse en más dinamismo económico y cómo los incentivos adecuados pueden detonar una mayor formalización y participación ciudadana en la economía.

El impacto más tangible se ve en el empleo y en la recuperación de las economías familiares. Al facilitar la apertura de negocios y bajar las barreras de entrada, miles de personas encontraron una vía para emprender, crecer y sostenerse, especialmente en un momento de grandes retos económicos. Pero la resiliencia de este modelo se puso a prueba en mayo de 2024, cuando Porto Alegre enfrentó la peor inundación de su historia. Aun así, la ciudad resistió. Las políticas liberales, lejos de mostrar fragilidad, ofrecieron una base sólida para la reconstrucción, gracias a la capacidad de reacción y adaptación que da la descentralización, la iniciativa privada y una ciudadanía empoderada.

La experiencia de Porto Alegre invita a replantear el papel del Estado, especialmente en América Latina, donde el debate entre libertad económica y justicia social sigue siendo polarizante. ¿Es posible construir modelos donde se reduzca el tamaño del Estado sin abandonar a los más vulnerables? ¿Cómo comunicarle a la ciudadanía que una economía más libre puede ser también más humana? ¿Cómo llevar el mensaje liberal a comunidades acostumbradas a la dependencia del poder central?

Esta reflexión nos lleva a otra pregunta de fondo: ¿cómo se hace uno liberal? Para algunos, la respuesta nace de la teoría económica; para otros, como en este caso, de la experiencia directa al ver que las soluciones más simples —menos impuestos, menos trabas, más libertad— pueden producir resultados extraordinarios. El futuro de las políticas liberales en América Latina y en el mundo dependerá de su capacidad para conectar con la gente, mostrar resultados concretos y convertirse en una alternativa realista y humana frente a modelos cada vez más centralizados. Porto Alegre, con sus logros y desafíos, es hoy un laboratorio vivo que podría anticipar el rumbo de muchas ciudades de la región.