Las Batallas de Napoleón. Más cuentos de “El Faraón” Gabriel Hernández

Más cuentos de “El Faraón” Gabriel Hernández: Las canciones del maestro José María Napoleón, se convirtieron en una obligación artística en casa de mis padres.

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Escrito por: Gabriel Hernández
Más cuentos de “El Faraón del Espectáculo”, Gabriel Hernández
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Más cuentos de “El Faraón” por Gabriel Hernández: Las canciones del maestro José María Napoleón, se convirtieron en una obligación artística en casa de mis padres. Yo tenía unos 6 años, cuando tuve mi primer contacto con su obra musical. La inmortal e inspiradora “Vive” ya se había convertido también en una pieza obligatoria de la banda sonora de muchísimos mexicanos, por la emotividad que Napoleón transmitió al quedar en segundo lugar de festival OTI de 1977 con aquella canción de su autoría.

Con ese antecedente histórico, conocí en persona al maestro durante un evento cultural en el Teatro de la Ciudad, en el centro histórico. En aquella ocasión, trabajaba para una empresa que organizaba eventos de degustación de productos de uva, que patrocinaban la presentación, por lo que había que montar un stand y coordinar a un grupo de edecanes que atendían y sonreían a los invitados.

Napoleón se acercó y le ofrecimos una copa de vino tinto que aceptó gustoso, ahí le pudimos decir lo importante que había sido en nuestras vidas, la presencia de Vive. Discurso que seguramente escuchaba una y otra vez, en las diferentes etapas de su vida. En este caso en particular, nos ubicamos en el verano de 1994.

“Vive”, debe ser el tema más famoso del maestro, pero sin duda hay otros que tuvieron mejores resultados, como fue “Hombre” tema con el que ahora sí, pudo ganar en 1978, la final del Festival OTI en México. El triunfo lo colocaba en los cuernos de la luna, sobre todo por la historia que inspiró ese tema. Misma que me contó en una de las últimas entrevistas que tuvimos a bien realizar. Resulta que esa canción, la escribió algunos años antes que Vive, y se le ocurrió cuando un hombre se le acercó en una de las estaciones de autobuses de la ciudad y le entregó una carta. En ella le pedía dinero para comprar una casa, le solicitaba su colaboración económica para salir adelante. Napoleón trabajaba en ese tiempo con Los Impala, y según dijo, cobraba 3 pesos por presentación, como a la que iba en ese momento del viaje.

En la misma hoja de aquella carta, en la cara opuesta, fue que nació la canción… ahí se podía leer. “No le pidas al señor, Hombre, que te de una casa. Agradécele mejor, que tienes vida y trabajas”. “Lamentablemente, nunca más volví a ver a ese hombre que me inspiró”. Seguramente, después de ganar esa batalla muy merecidamente, Napoleón le pudo haber correspondido como ese individuo se lo solicitó en su momento.

La charla fue subiendo de emotividad, cuando hablamos de otros temas como “Pajarillo”, el mismo Vive, que nació ante la insistencia de su padre para convertirse en ferrocarrilero. Pero quizá lo más emotivo de todo, fue cuando hablamos de los temas que se encontraban en el lado B de sus primeras grabaciones. Esas canciones, que a las que tuvimos acceso en la época del acetato.

“María”, “Viaje”, “Ven y verás” “Para cuando despiertes”, son títulos reservados para conocedores. La sorpresa del maestro Napoleón al escucharme preguntar por ellas y explicar su proceso e inspiración fue uno de los más grandes regalos que he recibido en mi carrera. Como aquella que dice la siguiente frase. “En la mesa, que está junto a la puerta, una carta escribí… En ella yo te digo, lo que con las palabras, nunca pude decir”.

Terminamos con un abrazo caballeroso, algunas lágrimas de nostalgia y la instrucción para su asistente personal. “Dale mi celular a este hombre”. El referido lo miró con extrañeza. “Si, dale mi número, ¿por qué? Porque quiero.” Desde entonces lo guardo con el recuerdo de la visita imaginaria a aquella sala de casa, con el aparato de audio Telefunken con la voz del hombre que está muy cerca de decirle adiós a los escenarios después de tantos y tantos años de éxitos que humildemente aceptó en el corazón y que nos seguirá recordando que nada habremos de llevar cuando se acerque el día de nuestro final. Por eso hay que echar la barca a navegar.

Más Cuentos de El Faraón por Gabriel Hernández Miranda. “El Faraón Del Espectáculo”
@Faraon_Gabriel

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