México en llamas. Bitácora de Guerra por Hannia Novell

Bitácora de Guerra por Hannia Novell. México está en llamas. Las huellas de la violencia criminal son consistentes: cadáveres mutilados, cuerpos sin cabeza, restos humanos calcinados, embolsados y encobijados con mensajes amenazantes entre las ropas de sus víctimas. La barbarie.

Desde 2015, la paz en México se ha deteriorado. Con los homicidios y los delitos con armas de fuego al alza, la violencia es el jinete de la muerte que cabalga prácticamente por todo el territorio nacional.

La actividad delictiva causa muchas más muertes que los conflictos y el terrorismo combinados en todo el planeta y México es una prueba fehaciente. De acuerdo con el Índice de Paz 2022, en nuestro país se registran 94 asesinatos diarios, más de 34 mil homicidios en cada uno de los últimos cuatro años, lo cual nos coloca en el deshonroso octavo lugar de la lista mundial de asesinatos.

Entre 2015 y 2019, la proporción de homicidios de hombres cometidos con arma de fuego aumentó del 60.9 por ciento al 71.3, mientras que la cifra de homicidios de mujeres con revólveres y rifles aumentó de 37.8 puntos porcentuales a 56.8.

Es decir, en los últimos siete años, las armas de fuego se convirtieron en el arma mortal que los perpetradores de la violencia utilizan, preferentemente, para asesinar a las mujeres en el país.

En este México bronco no sólo hay registro de masacres y homicidios dolosos. También destaca el número creciente de personas desaparecidas y del desplazamiento forzado de miles de familias, a causa de la violencia criminal.

Sólo en 2021, refiere el Índice de Paz, más de 44 mil personas en México fueron desplazadas a nivel nacional por la violencia. Mujeres y hombres que se vieron obligados a abandonar su hogar, sus pertenencias y sus recuerdos para sobrevivir.

Los desplazamientos forzosos se dispararon durante el mes de agosto del año pasado en entidades dominadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación y, por cierto, gobernadas por Morena: Zacatecas, Baja California, Colima, Sonora, Morelos y Michoacán, así como las entidades administradas por el PAN, Chihuahua y Guanajuato.

Recientemente, el Gobierno de México actualizó el Registro Nacional de Personas Desaparecidas o no Localizadas de la Secretaría de Gobernación. La cifra oficial supera las 100 mil personas desaparecidas, registradas entre el 15 de marzo de 1964 y el 16 de mayo de 2022.

La numeralia es apabullante, desconsoladora: ocho de cada 10 casos de desapariciones ocurrieron en los últimos 16 años y sólo en el actual sexenio desaparecieron 68 mil personas. En 2019 se rompió el récord, al registrarse 23 mil 135 personas desaparecidas o no localizadas.

Durante el mandato de Felipe Calderón desaparecían ocho personas cada día. Hoy desaparecen 25. Una crisis humanitaria que se focaliza en Jalisco, Tamaulipas, Estado de México, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Michoacán, Veracruz, la ciudad de México y Coahuila. Pero la concentración geográfica de la violencia sigue extendiéndose.

A golpe de balaceras y baños de sangre, el crimen organizado se disputa territorios y extiende sus actividades ilícitas, desde el narcomenudeo hasta la trata de personas, la venta ilegal de combustible (huachicol), levantones y los cobros de piso. Todos los días, México experimenta la violencia contra las mujeres, hacia las fuerzas de seguridad y los periodistas.

El tamaño de la tragedia es inconmensurable. ¿Hay medidas para el horror, el miedo, para el dolor? ¿Aún es posible alimentar la esperanza y recuperar los proyectos de vida?

Bitácora de Guerra por Hannia Novell.
@HanniaNovell

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