Los adultos mayores son más vulnerables a las bajas temperaturas, dado que pierden la capacidad de distinguir los cambios de temperatura, debido a los cambios fisiológicos propios de la edad.
Sin embargo el cuerpo activa otros mecanismos para evitar la pérdida de calor, tales como dejar de enviar flujo sanguíneo a las extremidades, cerrar los vasos y variaciones en la presión arterial.
Se vuelven propensos a tener fallas respiratorias por descontrol hipertensivo, hemorragias en la cabeza porque la presión se sube mucho, incluso algunos síndromes isquémicos coronarios agudos.
Además son más propensos a contraer infecciones respiratorias como neumonía e influenza.
Por esta razón, los expertos recomiendan tener un termómetro en casa que permita monitorear la temperatura del ambiente.
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lmo